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Las minorías en Europa

Francia esgrime el veto a Rumania en Schengen si no integra a sus gitanos

Las autoridades de Bucarest se muestran conciliadoras para desactivar la crisis

Naiara Galarraga Gortázar

Señores, más les vale tomarse en serio la integración de sus ciudadanos gitanos. Ese vino a ser el mensaje que Francia envió ayer a Rumania durante la visita oficial de su ministro de Inmigración, Eric Besson, y de su secretario de Estado para Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, a Bucarest. Para que quedara claro, Lellouch sugirió horas antes, en una entrevista al diario Le Monde, que Francia podría oponerse a la entrada de Rumania en el espacio Schengen, prevista para marzo próximo, si no presenta un plan serio de integración para esta minoría.

Francia hace así oídos sordos a la petición del Parlamento Europeo de que suspenda las expulsiones de gitanos (que reciben 300 euros a cambio). El ministro Besson confirmó en Bucarest que las deportaciones seguirán: "Francia seguirá repatriando inmigrantes ilegales a sus países de origen", declaró en conferencia de prensa junto a varios ministros rumanos, que se mostraron conciliadores. Añadió el representante francés: "Los enviamos a Rumania, que es una democracia, aunque tenga problemas económicos". La minoría gitana (unos dos millones, un 10% de los rumanos) es la más marginada y despreciada del país. A Rumania tampoco le gustó la resolución de la Eurocámara, según sugirió su ministro de Exteriores, Teodor Bachonschi. Ambos repitieron que esta es "una polémica estéril".

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El Gobierno de Nicolas Sarkozy ya ha mandado de regreso a Rumania y a Bulgaria a varios centenares de gitanos. Unas expulsiones que, según insistió el titular de Inmigración francés, respetan escrupulosamente la ley; son individuales, voluntarias y supervisadas por un juez, explicó. Besson recalcó que las repatriaciones de ningún modo tienen en cuenta nacionalidad ni etnia, y que lo único que tienen de colectivo es que las personas devueltas viajan en grupo en el avión.

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Los enviados franceses exigieron a las autoridades rumanas que elaboren con urgencia un plan para integrar a sus ciudadanos de etnia gitana en su país (y evitar así que emigren a Francia en las condiciones actuales). El secretario de Estado Lellouch sugirió en la entrevista con Le Monde que Francia puede cerrarle la puerta a Rumania al espacio Schengen [sin controles policiales de identidad] aunque "no existe un vínculo legal entre ambas cuestiones", pero, siguió, "si no lo presenta [el plan], cada uno tendrá que afrontar sus consecuencias".

Rumania pareció captar el mensaje. Sus representantes respondieron que sí, que se ponen a la tarea de elaborar una estrategia de inserción de esta comunidad, labor que no será nada fácil. Hasta ahora la voluntad política del Gobierno rumano ha sido cuando menos escasa. La mayoría de los rumanos culpa a los gitanos de su propia marginación.

"Hasta ahora la inserción de los gitanos no ha funcionado", confesó el secretario de Estado rumano para la integración de los gitanos, Valentin Mocani. Lellouch explicó que él mismo pidió en febrero al Gobierno rumano que designara un ministro de integración de los gitanos. Sólo lo nombraron en agosto, es decir, en plena crisis, después de que Sarkozy anunciara el desmantelamiento de campamentos.

Ambas partes están de acuerdo en que ese plan de integración debe incluir educación para los niños y formación profesional para los adultos. Los dos Gobiernos pretenden ir juntos a Bruselas con el proyecto bajo el brazo para pedir financiación, sin precisar cuánto. La única medida concreta mencionada en la comparecencia es el envío de "diez policías rumanos más" a Francia y el intercambio de magistrados.

Las autoridades rumanas han mantenido un perfil bastante bajo. Han insistido en defender el derecho a la libre circulación de sus ciudadanos como miembros de la Unión que son desde 2007, y poco más. El presidente, Traian Basescu, exhibió, sin embargo, el miércoles en la televisión pública un tono duro con frases como "si vienen [los franceses] a dar lecciones, no van a conseguir nada" o "en esto Francia no se está comportando como un país europeo". Los enviados de Sarkozy se reunieron ayer con el primer ministro, Emil Boc, pero no con el jefe del Estado.

Un grupo de eurodiputados muestra carteles contra las expulsiones de gitanos en Francia.
Un grupo de eurodiputados muestra carteles contra las expulsiones de gitanos en Francia.AFP

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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