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TRANSPORTES | El impacto de la huelga general

Los autobuses disparan la tensión mientras circula el resto de transportes

Si para los huelguistas el éxito de la jornada de protesta pasaba por paralizar la capital, los trabajadores de la Empresa Municipal de Transporte (EMT) fueron unos triunfadores. Al menos en la hora punta de la mañana.

Los piquetes se agolpaban por centenares en las puertas de las cinco cocheras de la ciudad. Se alzaban los cánticos, llovían los huevos, cargaban los agentes, y la empresa de autobuses se quedaba lejos de cumplir el 50% de servicios mínimos que les había exigido la Comunidad. Apenas un total de 58 coches, según datos de la Consejería de Transportes, funcionaban a las siete de la mañana, una hora a la que debían haber estado circulado 784 autobuses. Llegaron a ser 150 de nueve a diez, cuando debían trabajar 958 vehículos. Apenas un 15% de servicio. "¡Todo un éxito compañeros!", comunicaba por altavoz un representante sindical en la cochera de Fuencarral B al final de la mañana. "Una excepción protagonizada por los actos vandálicos de los piquetes mal llamados informativos", según el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados.

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En las cocheras se mascaba la tensión. Los trabajadores que venían a cubrir los servicios mínimos eran increpados y, aunque en algunos centros salieron autobuses, hasta 70 vehículos regresaron a los garajes al ser apedreados o pintados por la calle. En los cinco puntos fue precisa la actuación policial, con menor o mayor violencia por parte de los agentes. Los sindicatos incluso hablan de seis detenidos en dos de ellas (un dato que no confirma la policía). "Que conste que el Comité de Huelga de la EMT no ha sido quien ha impedido el cumplimiento de los mínimos", aseguraba Juan José Castañedo.

Acabada la hora punta, los autobuses empezaron a salir. "Por la tarde funcionaba el 70% de los trabajadores y el 40% del servicio, el doble de los solicitados", aseguraban desde la Consejería. Un extremo que desmienten rotundamente los sindicatos.

Los autobuses interurbanos tuvieron problemas en tres vías de entrada en la capital. La A-3, donde no se prestó servicio en Rivas-Vaciamadrid. El tramo entre Alcorcón y Móstoles (A-5), donde los coches de la empresa De Blas fueron saboteados, y la A-6, donde varios vehículos también tuvieron que regresar por daños.

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Apenas se hizo notar la huelga en Metro y Cercanías Renfe. En el primero, no hubo huelga de conductores (solo pararon seis), ni piquetes en cocheras. Sí faltaron muchos viajeros. Y un incidente dejó tres horas sin servicio un tramo de la línea 9. En los trenes, se cumplieron los servicos mínimos, aunque también destacó la escasa afluencia de usuarios.

Viajeros esperan en los andenes de la estación de Cercanías de Atocha.
Viajeros esperan en los andenes de la estación de Cercanías de Atocha.U. MARTÍN

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