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Correa clama venganza contra los jefes de la rebelión policial

Las fuerzas sociales exigen diálogo al presidente de Ecuador

"No habrá perdón ni olvido". Estas fueron las primeras palabras del presidente de Ecuador, Rafael Correa, tras ser rescatado en la madrugada de ayer por fuerzas militares de élite tras pasar 11 horas retenido por los policías sublevados en un hospital de Quito. La primera cabeza en rodar fue la del comandante general de la Policía, Freddy Martínez, que renunció a su cargo nada más ser liberado el presidente tras un intenso tiroteo en el que hubo al menos dos muertos y más de 80 heridos.

Correa desmintió que el motín de los policías se debiera a una reivindicación salarial y aseguró que se trató de una "conspiración" urdida por su rival y ex presidente Lucio Gutiérrez, que no quedará impune. El país recuperaba ayer la calma y el presidente superó su particular 23-F pero afronta ahora una delicada situación política, marcada por el ajuste económico y un estilo de gobernar que sus críticos tachan de autoritario.

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