De lectura obligada
Anatomía de un instante, de Javier Cercas, después de ganar el favor de los lectores, acaba de merecer el Premio Nacional de Narrativa. El autor, que había conseguido ya un gran éxito con Soldados de Salamina, logra en el volumen premiado una aproximación excepcionalmente valiosa al golpe del 23 de febrero de 1981. El libro está escrito con una extraordinaria tensión narrativa, que obliga a seguir la lectura sin concedernos reposo desde la primera página hasta concluirlo como si se tratara de una novela con final incierto, cuando todos sabemos de antemano cómo terminó el intento de los golpistas.
Javier Cercas reconstruye el caso desde su ambientación previa -la placenta del golpe- que explica su desencadenamiento. Porque nada se produjo en el vacío del laboratorio ni en el aislamiento de las salas de banderas o de los bares de oficiales de las unidades militares. Los golpes -el de Primo de Rivera, la sanjurjada de los "héroes del 10 de agosto", el 18 de julio o la intentona del 23-F- se generaron en unas determinadas condiciones de presión y temperatura, con una preparación mediática que precede, como la preparación artillera, el momento del avance de los uniformados. Hay siempre una conexión, o mejor una incitación, de eso que llamamos la sociedad civil.
Fulmina misterios que han querido superponerse al Golpe de Estado
Nuestro autor acierta a describir con maestría la situación psicológica de algunos de los protagonistas de aquella jornada. En especial del todavía presidente del Gobierno, Adolfo Suárez; del vicepresidente, teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, y del secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo. Los tres presentes en el hemiciclo cuando irrumpió en la sesión del Pleno de Investidura del nuevo presidente, Leopoldo Calvo-Sotelo, la tropa de guardias civiles reclutada para la ocasión por el teniente coronel Antonio Tejero. Los incluye a los tres en esa categoría de héroes de la retirada, acuñada años atrás por Hans Magnus Enzensberger. Y ya se sabe que la retirada es la operación militar más difícil de culminar y menos acreedora de gloria.
Anatomía de un instante fulmina todos los misterios que han querido superponerse al 23-F, aunque renuncie a seguir en detalle todos los hilos del envés del tapiz. Por necesidades de la construcción novelística, prefiere demorarse antes de despejar algunas incógnitas y deja de convocar al tablero a personajes como el entonces coronel Emilio Alonso Manglano, jefe del Estado Mayor de la Brigada Paracaidista, cuya lealtad al Rey desde el primer instante fue decisiva. En todo caso, es de lectura obligatoria y además un placer tanto para los amantes de la novela como para los apasionados de la historia.
