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Premio Nacional de Narrativa
Columna
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La novela es la mejor forma

Jordi Soler

De todas las lecturas que pueden hacerse de Anatomía de un instante, yo prefiero la literaria: la lectura de los hechos del 23 de febrero, que son rigurosamente históricos, como si se tratara de una novela.

El mismo Javier Cercas lo ha dicho en más de una ocasión: novela es todo aquello que puede leerse como tal, y yo estoy herméticamente de acuerdo. La investigación que hay detrás de este libro es apabullante y la óptica del novelista, a la hora de poner por escrito aquella maraña de datos, es de una lucidez, digamos, quirúrgica. Para mí, que me enteré del 23 de febrero en ultramar, por una noticia parcial y nebulosa que emitió la televisión mexicana, Anatomía de un instante ha venido a ilustrarme sobre aquel episodio, y sobre la infinidad de historias, tramas y subtramas que ahí confluyeron. Como si esta virtud, la de arrojar luz sobre un episodio histórico, no fuera ya suficiente, Javier Cercas dotó a ese galimatías de hechos y datos de un ritmo, de una música, de un tempo narrativo, a veces vertiginoso, que acaba transformando la grisalla de la información dura en un thriller que te obliga a leerte las 437 páginas en el filo de la silla.

Dotó a ese galimatías de un tempo narrativo a veces vertiginoso
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Anatomía de un instante es la demostración de que la novela es la mejor forma de contar, de contar incluso la historia porque la ordena, la proyecta, la jerarquiza, la pone en perspectiva con una libertad que los textos de historia a secas, dicho sea esto con todo respeto, no suelen tener. Por otra parte Anatomía de un instante es la continuación, quizá sea más justo decir la escalada, de ese mundo narrativo que Javier Cercas empezó con Soldados de Salamina y continuó con La velocidad de la luz, dos novelas que son ficciones construidas a partir de elementos extirpados de la realidad; ¿son ficción?, ¿son realidad?, qué más da, si son historias estupendas, así como tampoco es importante la filiación académica de Anatomia de un instante; ante una obra de esta dimensión poco importa si es crónica, o ensayo; lo que importa, me parece, es que se lee con el corazón en vilo, como se leen las grandes novelas.

Por todo creo que Anatomía de un instante es una obra más literaria que histórica; en ella Cercas, a la manera de los grandes alquimistas, ha logrado transformar en oro el opus nigrum, ha convertido, con su gran talento narrativo, un episodio nacional en una obra de calado universal. Esta es precisamente la magia de la literatura.

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