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9 d'Octubre

Un 9 d'Octubre sin ningún brillo

Camps se aferra al AVE como motor de futuro - Los cargos nacionales del PP evitan los actos - Alarte recuerda que hay que agradecer a Fomento la alta velocidadAntonio Gil Olcina comparte la Alta Distinción con "los hombres del agua"

La fiesta del 9 d'Octubre no tuvo ningún brillo. Por la mañana no llegó a llover pero fue un día muy apagado. Francisco Camps afirmó en su alocución institucional que los valencianos "hemos conseguido una sociedad moderna, de vanguardia, envidiada, paradigma y referencia". Pero lo cierto es que tuvo que aferrarse a la inminente entrada en funcionamiento del tren de alta velocidad entre Valencia y Madrid, una obra que ha ejecutado el Estado, para aportar algo de ilusión a su discurso.

El presidente de la Generalitat presentó el AVE como "una reivindicación histórica que cumple con éxito la ambición de toda una generación y que abre las puertas a más prosperidad y ocupación".

La nueva conexión "rápida, eficaz y de alta frecuencia" con Madrid llevó a Camps a una reflexión sobre las posibilidades que entraña esa vía para "dos territorios complementarios, modernos y capaces de darle un giro a la historia de nuestra nación. El eje tractor sobre el que han rodado las expectativas más ambiciosas de la España del siglo XIX y XX, que estaba al norte, pasa a girar, de manera irreversible, en torno al eje Comunidad Valenciana-Madrid".

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Lástima que ninguno de los valencianos que ocupan cargos relevantes en la dirección nacional estuvieran presentes en el Palau para conocer la dimensión histórica que Camps concede a la nueva línea. Ni Esteban González Pons, cabeza de lista del PP por Valencia y que se dejó ver en las calles de la capital, ni Federico Trillo, primero de la candidatura por Alicante, ni siquiera el eurodiputado valenciano José Manuel García Margallo, participaron en ninguno de los actos institucionales.

El entusiasmo del presidente hacia el tren de alta velocidad fue tal Jorge Alarte, secretario general del PSPV, le agradeció con sorna que "haya decidido reconocer que la llegada del AVE a la Comunidad Valenciana es el principal avance que en estos momentos se está produciendo en nuestra sociedad". Alarte también agradeció el silencio del presidente en torno a los grandes eventos que han jalonado su mandato: "Por primera vez no ha mencionado ni una palabra de los grandes eventos que nos han llevado a tener más paro que nadie y la peor de las crisis, peor crisis que en ninguna otra comunidad autónoma".

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Camps prefirió expresar su honda preocupación por el desempleo. "Tenemos la obligación de trabajar sin parar, renunciado a nuestras diferencias", dijo, "para dar esperanza a los que quieren trabajar y confianza a los empresarios".

Pero el protocolo de la Generalitat se esforzó en marcar diferencias para evitar que ningún diputado de la oposición estuviera en primera línea del pasillo central del Salón de Cortes. Según un socialista, para evitar que aparecieran en las imágenes televisadas del acto institucional.El presidente aprovechó su discurso para alardear de una administración eficiente a pesar de ser la peor financiada. Y cedió al ex rector de la Universidad de Alicante, Antonio Gil Olcina, sobre quien recayó la Alta Distinción de la Generalitat, la reivindicación del trasvase del Ebro. Gil Olcina no mencionó el trasvase, pero compartió su reconocimiento con "los hombres del agua", con un pueblo que lleva "muchos siglos reutilizando aguas a través de una red avenamiento y de azarbes donde el agua se reutiliza dos o tres veces".

Enrique Ortiz, máximo accionista del Hércules CF e imputado en el caso Brugal, tampoco acudió al acto institucional para recibir la placa de oro al mérito deportivo y cedió el papel al presidente de la entidad Valentin Botella.

El presidente atendió brevemente a los galardonados antes de dejar el Palau para acudir a la procesión cívica. Uno de los últimos invitados que descendió al patio Gótico fue Juan Luis de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que todavía no se ha definido sobre el destino de la investigación en torno a la posible financiación irregular del PP valenciano que le ha remitido el Tribunal Superior de Madrid.

La procesión cívica también discurrió ayer más contenida que otros años. El largo puente festivo de cuatro días marcó la asistencia a una celebración en la que, en cualquier caso, no faltaron los componentes ya tradicionales: grupos regionalistas y de extrema derecha clamaron en la plaza del Ayuntamiento, al paso de la senyera, contra Cataluña y a favor de la identidad valenciana. Tampoco faltaron críticas al Gobierno socialista y alguna petición de dimisión para Zapatero. Y aunque en menor medida que el año pasado, el paso del presidente del Consell también desató gritos de "trajes para todos" o de "corrupto" en una parte del público en la que se encontraba Juan García Sentandreu, presidente de Coalició Valenciana. Gritos que fueron prácticamente ahogados por otra congregación que delante de ellos coreaba "presidente, presidente" y trataba de hacerle más dulce el paseo a Camps.

La procesión salió puntual y se prolongó durante una hora y media. El concejal de Jardines y Parques y Participación Ciudadana, Ramón Isidro Sanchis, del PP, fue el portador de la senyera. Los aplausos fueron la tónica dominante de una marcha en la que se escucharon pitidos al inicio de la calle de la Paz, cuando miembros del Grup d'Acció Valencianista (GAV) invadieron el recorrido de la procesión durante unos minutos con gritos como "catalanistas, terroristas" hasta que fueron desalojados por las fuerzas del orden público. Y desde la calle de la Paz hasta el Parterre, los socialistas fueron el blanco de muchas críticas: "Pajín, fuera de aquí", "agua para todos" o "catalanistas" fueron algunos de los lemas que saltaban en algún punto de la procesión al paso de la comitiva socialista que encabezaba el secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte y por la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín.

Tras escuchar los himnos regional y nacional en el Parterre, momento solemne, la senyera enfiló el camino de vuelta a casa, el Ayuntamiento, dónde subió por el balcón pues esta bandera, como recordaba hace unos días la alcaldesa, Rita Barberá, "no se inclina ante nadie". Para entonces, la clase política ya se había dispersado. Los que quedaron comentaban el discurso de Camps o hacían tiempo para el canapé en el Palau de la Generalitat.

La falta de brillo fue tan evidente que la Generalitat optó por negar la entrada a los fotógrafos a la recepción oficial. Destacó la presencia de Juan Roig, presidente y propietario de Mercadona, o de Federico Félix, que fue presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios. Pero al acto no asistió ningún representante patronal relevante. Muchos de los presentes comentaron la falta de alegría que se respiraba en la recepción.

Jorge Alarte, Carmen Alborch, la fallera mayor de 2010, María Pilar Giménez, el presidente Camps y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ayer en la procesión.
Jorge Alarte, Carmen Alborch, la fallera mayor de 2010, María Pilar Giménez, el presidente Camps y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ayer en la procesión.CARLES FRANCESC

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