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Disensiones en el BCE sobre el final de los estímulos

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el francés Jean-Claude Trichet, desautorizó ayer a Axel Weber, el más firme candidato a sucederle. Weber -consejero del BCE y presidente del Bundesbank alemán- exhibió la semana pasada su línea más dura y reclamó la retirada de las medidas excepcionales, y en particular pidió poner fin al programa de compra de bonos, la denominada máquina de imprimir billetes, que el BCE ha empezado a usar de forma mucho más tímida que otros grandes bancos centrales. Trichet aseguró con rotundidad que la opinión de Weber "no es la posición del consejo de gobierno", el órgano ejecutivo del BCE. "Hay una única moneda común, un solo consejo de gobierno y un presidente, que además es el portavoz", dijo.

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Pero la polémica está ahí. Alemania pretende poner a Weber al frente del BCE en noviembre de 2011, y aupar así una visión más ortodoxa de la política monetaria, para volver a operar con el único objetivo de controlar la inflación.

Los graves problemas del sector financiero y los peligros asociados a la Gran Recesión (la peor crisis en décadas) han obligado al eurobanco a adoptar una línea más laxa en los dos últimos años: bajos tipos de interés, compra de bonos, barra libre de liquidez y otras medidas excepcionales se han convertido en la norma.

El BCE se debate entre el deseo de algunos de sus miembros -los halcones encabezados por Weber- de acabar con esa receta y la necesidad de mantenerla para no acabar con la recuperación ante la cruzada por la austeridad fiscal que recorre Europa. La revalorización del euro añade presión a esa disputa.

Riesgos

Weber advierte que el riesgo de "salir demasiado tarde" de las medidas extraordinarias es mayor que el de salir pronto: considera que, a la larga, las presiones inflacionistas pueden ser más poderosas que el riesgo de deflación (una caída continuada de precios). La compra de bonos, según el banquero central alemán, puede alimentar la espiral de subidas de precios y apenas ha dado resultados. Trichet opina otra cosa: "Esa medida fue diseñada para restaurar el funcionamiento normal de nuestro mecanismo de transmisión de la política monetaria", explicó. Un trabalenguas que viene a decir que la situación dista mucho de haberse calmado y que el uso de la máquina de imprimir dinero (para comprar deuda) aún puede ser necesario.

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