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La mayor crisis del Gobierno de Zapatero

Zapatero sacrifica a De la Vega con la mirada en 2012

El jefe del Ejecutivo cerró el domingo con la vicepresidenta su relevo y asegura que es el que más le ha costado

Cuando un Gobierno va mal, siempre se dice que hay que mejorar la coordinación y la comunicación. Esas dos funciones recaían sobre María Teresa Fernández de la Vega y por eso el cambio de rumbo se lleva por delante la cabeza de la única mujer que ha ejercido como presidenta del Gobierno en España.

En su caso, además, hay un factor aún más determinante para entender su salida y que explican en su entorno: Zapatero tenía necesidad de situar lo mejor posible a Alfredo Pérez Rubalcaba pensando en el medio y en el largo plazo. No es seguro que le haga falta echar mano de él para sustituirle, pero es mejor tenerle en posición de salida por si acaso.

Fuentes próximas a Zapatero cuentan que, de todos los cambios que ha hecho, el que más trabajo le ha costado hacer es el de la vice. Por el afecto personal y por el papel que ha desempeñado para él desde 2004.

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Fernández de la Vega se hizo una leyenda justificada de trabajo a destajo. Sobre ella reposó casi toda la actividad del Gobierno y a cada cambio aún acumulaba más competencias. Por ejemplo, la de los funcionarios en la última remodelación.

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Y como ocurre siempre que alguien acumula poder, de manera proporcional fue almacenando recelos y tiranteces. En los últimos meses, varios miembros del Gobierno mantuvieron diferencias con ella, aunque en su entorno se asegura que no existían tales discrepancias.

Por eso, en esta legislatura, su estrella fue declinando a medida que empezaban a brillar otras que se mantienen en el Ejecutivo o salen reforzadas ahora. Cada vez le resultaba más difícil coordinar el Gobierno y encajaba menos en los planes futuros de eso que se conoce como poszapaterismo, aunque no se sepa aún si Zapatero seguirá o no.

Ella controló toda la actividad legislativa en las dos legislaturas con un equipo muy corto pero eficaz, del que formaban parte fundamentalmente Francisco Caamaño, Fernando Escribano, Ángeles Puerta y José de Francisco, con jornadas maratonianas y giras agotadoras en los meses de vacaciones. Los dos primeros ya no estaban en su equipo por distintos motivos. Ella suplía la forma más caótica de trabajar de Zapatero y su aversión al trabajo de despacho y el presidente valoraba de ella precisamente su capacidad para asumir los marrones. Y eso explica en gran parte las razones por las que a Zapatero le ha costado prescindir de ella.

A los presidentes siempre les cuesta prescindir de sus vicepresidentes, como le ocurrió a José María Aznar con Francisco Álvarez-Cascos y a Felipe González con Alfonso Guerra y Narcís Serra, entre otros. En este caso, además, el divorcio se produce sin enfrentamientos o distanciamientos previos. La vice gestionó crisis como la del Alakrana o la del secuestro de cooperantes y, episodio a episodio, estableció un protocolo interno de actuación que fue mejorando sensiblemente. Asumió la coordinación de la política de inmigración, con reuniones previas a los Consejos de Ministros.

También descargó con eficacia a Zapatero de otra función que al presidente no le agradaba especialmente: la relación con la Iglesia católica. A pesar de no ser católica practicante y que impulsaba normas como la del aborto, logró una buena relación con la jerarquía y, sobre todo, con el Vaticano. También con portavoces parlamentarios como Josep Antoni Duran Lleida.

A Zapatero le ha costado, aunque ya había presiones en su entorno para que cambiara a su vicepresidenta primera y era consciente de los problemas provocados, incluso desde el inicio de la legislatura. Se incluye en la explicación la necesidad de limar las carencias en la comunicación que impedían que el mensaje del Gobierno llegara nítido. Por eso, ayer, el presidente del Gobierno alabó la "capacidad de explicar a la sociedad española qué estamos haciendo" de los nuevos. Zapatero sitúa a Rubalcaba en ese escaparate para el futuro.

El mismo domingo fue la conversación definitiva entre Zapatero y la vice. En breve dejará el escaño por Valencia e ingresará en el Consejo de Estado.

María Teresa Fernández de la Vega y José Luis Rodríguez Zapatero, el martes en el Congreso.
María Teresa Fernández de la Vega y José Luis Rodríguez Zapatero, el martes en el Congreso.ULY MARTÍN

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