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Tribuna:Un hombre del libro y de las ideas
Tribuna
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Pasión profesional, cercanía humana

Se ha marchado una persona en verdad singular, de biografía larga y rica, alguien de quien puede decirse que ha vivido una vida tan plena como abundantes son los lazos, ejemplos y afectos que deja.

Pancho ha sido una persona fuerte, de desbordante vitalidad, que ha derramado hasta hace apenas unas semanas en actividades e iniciativas tan diversas como generosas. Podría ponerse como ejemplo de self-made man sano, que busca su lugar en la vida en un contexto nada fácil, los duros años de la guerra civil y la insufrible posguerra. Intuitivo y entusiasta, pasó de la papelería familiar al libro, su primera y principal profesión, la vocación que no abandonaría ya en toda la vida. Hoy le llamaríamos promotor o emprendedor, pero él se reiría quitándole importancia; aunque siempre le quedó la simpatía hacia los que parten de cero y son capaces de llegar a puerto sin perder en el camino su humanidad, es decir, el interés y curiosidad por otros temas, y su cercanía y solidaridad con los demás.

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El editor hispanoamericano

Su asociación con Jesús de Polanco, a quien siempre consideró el empresario y líder, le dio la oportunidad de volcarse en esa función promotora. Puso su entusiasmo y gestiones en los más diversos frentes, sorprendiendo por su intuición y agudeza. "Eres increíble, Pancho -comentó Polanco cuando en Santillana iniciábamos la edición de libros de texto-, vas a acabar sabiendo matemática moderna".

En el mundo del libro entendió como pocos la importancia de su proyección pública, por su carácter de vehículo cultural, cercano y sencillo. Trabajó lo indecible, dentro del sector y hacia fuera, para lograr para el libro una regulación y un clima social favorables. "El libro", decía, "es una flor delicada, que crece en una economía habitualmente débil, pero con una capacidad sugestiva extraordinaria que hay que saber explotar". A ese objetivo dedicó durante muchos años más tiempo, energía y esfuerzos que ninguna otra persona de nuestra profesión. Ha sido, por ello, el editor que más lazos personales ha establecido en todo el ámbito hispánico, y seguramente el más querido entre las gentes del libro.

La semana pasada aún conservaba esa fascinación por el libro. Le llevé los títulos de una historia de América que acabamos de publicar con la Fundación Mapfre y le alegraron sobremanera. Buenos libros sobre América, para esa biblioteca extraordinaria que ha ido haciendo, por fuera y por dentro, en su pueblito cántabro de Barcenillas. "De esto nos debemos sentir orgullosos", me dijo.

Persona de arraigados afectos, de memoria extraordinaria para almacenarlo todo -caras, nombres, acontecimientos, valoraciones- y a la vez flexible y generoso para aparcar o callar lo que no procede o puede herir. Paciente, intuitivo y buen conversador, ha sido un excelente partner en muchas causas, un jefe de verdad querido cuando se ha desempeñado como tal, cosa que frecuentemente rehuía, y un compañero ideal en viajes, encuentros y conversaciones.

Pero, sobre todo, ha sido un hombre generoso y cercano. Era la suya una generosidad de amplio espectro, que abarcaba desde lo principal, el respaldo y el apoyo personal, a las pequeñas atenciones, propias de alguien que sabe por qué y a quién otorga sus afectos y, a la vez, tiene tiempo y registros para manifestarlos en el día a día.

Emiliano Martínez es presidente del Grupo Santillana.

De izquierda a derecha, Jesús Aguirre, Francisco Pérez González, Jesús de Polanco, Manuel Jiménez de Parga y Felipe González, durante la presentación de un libro sobre Julián Besteiro, en la sede de la editorial Taurus en 1975.
De izquierda a derecha, Jesús Aguirre, Francisco Pérez González, Jesús de Polanco, Manuel Jiménez de Parga y Felipe González, durante la presentación de un libro sobre Julián Besteiro, en la sede de la editorial Taurus en 1975.
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