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ELECCIONES CATALANAS

Ya nadie defiende al tripartito

Los socialistas catalanes y ERC omiten en campaña sus siete años de pactos

Miquel Noguer

Hay un mérito que nadie cuestiona a Convergència i Unió (CiU). Sus furibundas y sistemáticas críticas a la coalición de la izquierda que ha gobernado en Cataluña los últimos siete años, amplificadas por errores propios del Gobierno de José Montilla, han calado de tal manera que la palabra tripartito ha pasado a ser sinónimo de desaguisado e inestabilidad en el imaginario colectivo. Solo un 12,6 % de los catalanes, según el CIS, lo ven como una fórmula repetible. El rechazo al tripartito es tal que hasta los tres partidos que lo han integrado -socialistas, republicanos y ecosocialistas- han dejado de defenderlo esta campaña. El Partit dels Socialistes (PSC) ni siquiera ha incluido referencias a él en los cinco puntos básicos que repite en cada mitin. Y eso que el líder socialista catalán, José Montilla, instó hace apenas un mes a sus bases a "no renegar" del tripartito.

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Los socialistas han ideado una fórmula para hacer compatible esta petición del presidente de la Generalitat y lo que les recomiendan sus asesores de campaña. Defienden la obra de gobierno como nadie, pero con escasísimas referencias a la coalición que ha permitido sustentar a Montilla en la Generalitat. De esta forma, el presidente repite una y otra vez, como hizo ayer en el Palacio de Congresos de Tarragona, que su Ejecutivo ha contratado dos médicos, tres mossos d'esquadra y cinco maestros cada día. Con ello buscan el contraste con la raquítica apuesta por los servicios sociales básicos que hizo Jordi Pujol en sus últimos años al frente de la Generalitat.

Generalmente, las únicas referencias de Montilla al tripartito son para decir que su tiempo "ha pasado" o que ya no se puede reeditar "en estas circunstancias". De esta manera, espera contentar a la parte de su electorado harta de hacer concesiones a Esquerra (ERC). Falta ver qué ocurriría si la noche electoral del 28-N el PSC, ERC e Iniciativa (ICV) tuvieran opción de volver a sumar, descabalgar de nuevo a CiU y acabar probablemente con la carrera política de su máximo rival, Artur Mas. Pero mientras tanto, el mensaje es unívoco: se acabó el tripartito.

En cualquier caso, el principal mensaje de Montilla en todos y cada uno de sus mítines es la involución que supondría para Cataluña un Gobierno de CiU apuntalado por el Partido Popular (PP), que recurrió el Estatuto, o por ERC, que ahora exige que se convoque un referéndum de independencia para aportar sus votos.

Si los socialistas se refieren al tripartito como algo lejano y pretérito, sus todavía socios de ERC ya parecen haber olvidado sus siete años en la Generalitat. Cuando hablan del tripartito lo hacen para defender la gestión de los departamentos que han capitaneado, especialmente los servicios sociales y el área de comercio, pero poco más. En todo lo demás, aseguran, se ha agotado el recorrido. Y ahora ya solo cabe la independencia.

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ICV es la que menos critica el tripartito. Los de Joan Herrera saben que la única forma de permanecer en el Gobierno es con otro pacto igual. Sin embargo, son frecuentes las pullas que lanzan a las concesiones excesivas que, en su opinión, se han hecho a la derecha, especialmente con el mantenimiento de las subvenciones a escuelas de élite que separan a los alumnos por sexos. Sin embargo, Herrera reiteró ayer que "todo está abierto". El empate que por ahora hacen prever las encuestas entre CiU y el bloque del tripartito puede darle la razón.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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