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La crisis del euro

El Allied Irish pierde 13.000 millones en depósitos por el acecho de los mercados

En el naufragio de los bancos irlandeses y la intervención del Estado para salvarlos está el principal origen del monumental déficit público, que hoy representa un 32% del PIB tras una inyección pública de 50.000 millones de euros. Pero sobre todo, el sistema ha conseguido garantizar su funcionamiento gracias a los fondos del Banco Central Europeo (130.000 millones de euros), que hoy financia más del 10% de los préstamos e inversiones de las entidades irlandesas.

Irlanda es el socio europeo más dependiente del apoyo del BCE, como confirmaba un informe del Allied Irish Banks (AIB) al anunciar asimismo una caída de 13.000 millones de euros en sus depósitos desde principios de año. "Las cuentas de los particulares se han resentido del sentimiento negativo sobre la deuda soberana irlandesa y su sector bancario", sostiene el análisis de AIB para defender que las negociaciones entre Dublín, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional concentren el plan de rescate en el sector bancario.

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La crisis de la banca, colapsada tras prestar 420.000 millones de euros a constructores que no han podido devolver su dinero, tiene postrado al país. Para garantizar los depósitos de todos los ciudadanos, el Tesoro ha tenido que nacionalizar una buena parte del sector. El Estado irlandés es hoy propietario al 100% del capital de Anglo Irish Bank (que registró las mayores pérdidas en toda la historia de la empresa privada irlandesa), del 51% del Irish National Building Society y EBS Building Society, y del 34% del Bank of Ireland. En el caso de AIB, controla el 18%, aunque acabará haciéndose con el 90% si su prevista ampliación de capital no recibe suficiente respaldo de los inversores. La Agencia Nacional de Gestión de Activos (NAMA) es el equivalente a un banco estatal de activos tóxicos, creado por el Gobierno para salvar a su banca.

Las entidades irlandesas llegaron a facilitar en época de vacas gordas hasta el 28% del total de sus préstamos al sector inmobiliario. En tiempos de recesión, es el ciudadano de a pie el que está pagando las consecuencias: se estima que la crisis en el ámbito financiero encarna una carga para cada trabajador de 34.000 euros, mientras el vaticinio para el resto del año es que continúen las pérdidas debido al aumento sostenido de la morosidad y la drástica caída del precio de la vivienda. Todos aquellos que compraron un inmueble en los años recientes, han visto reducido su valor en un 40%.

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