"La bacteria ha ido al país donde más daño podía hacer"
"No se trata de una cepa especialmente virulenta. Simplemente, la bacteria ha ido al país donde más daño podía hacer". Así resume Belén Padilla, médica especializada en enfermedades infecciosas del hospital Gregorio Marañón de Madrid, lo que está sucediendo en Haití. "Es la pescadilla que se muerde la cola. La clave del tratamiento es la hidratación, pero si en el país el agua está contaminada y no tienen sueros, es posible que al beber se estén reinfectando", añade Padilla.
La médica aclara que ya se ha tipificado la bacteria, y que se ha visto que "hay una única fuente". Esto quiere decir que, en un país donde el cólera se daba por erradicado, lo más probable es que la bacteria haya llegado transportada por "un paciente que no presentaba síntomas, de los miles de personas que han llegado este año para ayudar".
A partir de ahí, las condiciones higiénicas -o sería mejor decir insalubres- han hecho el resto. "La transmisión es por vía fecal-oral. Es decir, las heces de las personas enfermas están colonizadas, y así las bacterias llegan al agua. En un país con un sistema hidráulico deteriorado o inexistente, esa agua luego se usa para regar o para beber, y así se infectan otras personas". También influye un incorrecto lavado de manos, ya que si se tocan superficies contaminadas (lo que los médicos denominan fómites) por heces o vómitos, y luego las manos se llevan a la boca, las personas también contraen la enfermedad", indica Padilla.
Para el cólera no hay vacuna, entre otras cosas porque se puede combatir con hidratación y antibióticos. "El problema surge cuando estos remedios no son accesibles para la población", remata Padilla.
