La campaña indefinida

Decepción. Esto es lo que se habrá llevado el paciente elector que esperara de la larga campaña finalizada ayer respuestas a preguntas como si Artur Mas ya sabe cuál es la manera de materializar su propuesta de concierto económico para Cataluña o cómo va a recuperar José Montilla las partes amputadas del Estatuto. Dos semanas y una treintena de mítines después, las respuestas brillan por su ausencia. La crisis que amenaza a las arcas de la Generalitat ha impedido promesas onerosas, pero también parece haber hecho mella en la concreción de los mensajes.

Convergència i Unió (CiU) ha decidido fiarlo todo a una etérea promesa de concierto económico cuya consecución no depende del Parlament y cuyos supuestos beneficios no pueden cuantificarse si no se concreta cuánto pagará Cataluña al Gobierno central por los servicios que este presta. El candidato del PSC, José Montilla, ha reprochado toda la campaña a Artur Mas sus ambigüedades. "Que diga el señor Mas si es o no independentista" ha sido una de las frases más recurridas en la campaña socialista.

Montilla tampoco ha sido claro. No ha dicho cómo recuperará los artículos amputados del Estatuto. Ha asegurado que no reeditará el tripartito aunque sume, pero al mismo tiempo no oculta que, si hay mayoría de izquierdas, aspira a gobernar apoyándose en ERC e ICV. Ha asegurado que no pactará con el PP, pero menos claro ha sido al referirse a un eventual pacto con CiU. Lo ha circunscrito a una "situación excepcional". Para algunos socialistas, un país con un 18% de paro está ya en esa coyuntura.