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LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO | El desafío de Corea del Norte

Corea del Norte refuerza el arsenal de Irán

La actividad de suministro de armas y tecnología militar llevada a cabo por Corea del Norte a favor de varios regímenes de Oriente Próximo es fuente de profunda inquietud entre los Gobiernos occidentales. Los cables secretos de la diplomacia estadounidense perfilan ahora los contornos de un nuevo y gravísimo episodio de proliferación: la entrega por parte de Pyongyang a Teherán de 19 misiles BM-25, unos cohetes con un alcance significativamente superior a aquellos de los que hasta ahora se creía que disponía Irán.

La delegación enviada por Washington a una reunión confidencial celebrada el pasado mes de febrero con expertos del sector de misiles del Kremlin expresa su convicción de que la entrega de Pyongyang a Teherán -sobre la que hubo especulaciones nunca confirmadas en el pasado- tuvo lugar. Los estadounidenses no facilitan pruebas a los rusos -que afirman no tener constancia del tráfico-, pero afirman haber recibido de sus aliados pruebas directas.

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En la reunión, los delegados de Moscú y Washington discuten detalladamente sobre las amenazas que representan Irán y Corea del Norte y consideran que Teherán tenía hasta ahora una capacidad de alcance real de 1.700 y 2.000 kilómetros. Los BM-25, una evolución de los misiles soviéticos R-27, subirían la apuesta al tener un alcance calculado entre 2.400 y 4.000 kilómetros y una mayor capacidad de transporte. Cuanto más peso pueda llevar un cohete, mayores son las posibilidades de armarlo con una cabeza nuclear.

Los expertos rusos expresan en la reunión dudas, al no haber detectado nunca un lanzamiento de prueba de los BM-25. En general, los análisis de los rusos son menos alarmistas que los de sus colegas estadounidenses. Pero la delegación de Washington señala su convicción de que los motores de propulsión de la segunda fase del cohete iraní Safir son los mismos de los soviéticos R-27. El punto de conexión entre las dos tecnologías serían precisamente los BM-25 coreanos.

La desesperada necesidad de lograr ingresos por parte de Pyongyang y la de Teherán de avanzar hacia tecnologías de propulsión capaces de utilizar combustibles más energéticos y por tanto más potentes explican plenamente, según Estados Unidos, la venta de aparatos no probados según los estándares comunes.

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