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La crisis del euro

EE UU ingresa 26.450 millones por el rescate de sus bancos

Con el programa de rescate de Wall Street cerrado desde hace dos meses, el Tesoro de EE UU ajusta ahora las cuentas. Las entidades que se beneficiaron del polémico TARP pagaron al contribuyente 35.000 millones de dólares (26.450 millones de euros) en intereses y dividendos. Es un 17% más de lo estimado, lo que permitirá reducir de forma sustancial el coste de la intervención pública.

El TARP, dotado de 700.000 millones, fue activado a final de 2008 por la Administración de George Bush para proteger el sistema financiero del derrumbe de Lehman Brothers. El programa fue prorrogado por Barack Obama al llegar a la Casa Blanca, a pesar del rechazo popular por la ayuda que se estaba prestando a los bancos, vistos como los responsables de la crisis.

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El mecanismo de ayuda fue desactivado en octubre, tras dos años funcionando. Desde entonces no sale más dinero público hacia la banca. Los grandes bancos, los más beneficiados, devolvieron ya la deuda pagando los debidos intereses y dividendos. Las que quedan por devolver las ayudas son sobre todo pequeñas entidades, las más expuestas al paro y a la crisis inmobiliaria. También quedan por restituir el dinero inyectado a AIG, General Motors y Chrysler.

Evitar el colapso

Tim Geithner, que cuando se diseñó el TARP estaba al frente de la Reserva Federal de Nueva York, admite que el rescate de Wall Street fue "injusto", pero "necesario" para evitar un colapso del sistema. Y en defensa del programa, su departamento se fija en el resultado de la "inversión" en Citigroup, donde se inyectaron 45.000 millones para evitar una suerte similar a la de Lehman.

El Tesoro se deshizo el lunes del capital que controlaba en el grupo financiero, operación que cerró con un beneficio total de 12.000 millones para el contribuyente. Junto al margen que saca con la venta de acciones, los ingresos que registra el Tesoro están relacionados con los intereses y dividendos que pagan las firmas pendientes de devolver las ayudas.

Y a más dinero entrando de vuelta a las arcas del previsto, más opciones para que se reduzca el coste. En el caso de GM y AIG, Washington espera recuperar la inversión inicial. No está tan claro en el caso de los bancos locales, donde no cesa el goteo de quiebras. La Oficina Presupuestaria del Congreso proyectó hace una semana que el programa se saldará con unas pérdidas de 25.000 millones, una cuarta parte de lo que se esperaba hace un año.

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