"No hay más remedio que desplazar la edad legal de jubilación"

Valeriano Gómez, ministro de Trabajo, ha iniciado una carrera contrarreloj para fraguar un consenso sobre la reforma del sistema de pensiones. El presidente del Gobierno, forzado por las presiones exteriores e interiores, le ha puesto fecha tope: 28 de enero. El calendario es ajustado: diciembre para alcanzar un acuerdo de bases entre los políticos; enero para lograrlo con empresarios y sindicatos. El ministro analiza ese reto al finalizar una reunión de ministros de Trabajo de la Unión Europea celebrada esta semana en Bruselas.

Pregunta. ¿Por qué tanta urgencia por reformar las pensiones si hace días cantaban las excelencias del sistema?

Respuesta. El sistema es sólido y lo será 15 o 20 años más. Los problemas se presentarán si no hacemos reformas. Hoy, nuestro sistema público es sólido, porque hicimos reformas. Esta lección la debemos tener presente.

P. ¿Cómo se puede estar tan seguro de las necesidades que existirán dentro de 20 o 40 años?

R. Hay variables e incertidumbres. Pero de lo que no hay ninguna duda es del número de pensiones que habrá en 2050. Hoy tenemos menos de nueve millones, y en 2050, prácticamente 17 millones. La esperanza de vida crece; la tasa de natalidad, aunque en ascenso, no será demasiado alta, y la inmigración, aunque necesaria, no será la solución.

P. ¿Qué impacto tendrá en la evolución el aumento de los ciudadanos con derecho a pensión?

R. El equilibrio actual de ingresos y gastos solo se podría sostener con un aumento muy significativo de la población, una perspectiva que no aparece en ninguna de las previsiones.

P. Pero también aumentará la productividad, ¿no?

R. Sí. Pero incluso con un crecimiento medio anual del 2% al 2,5%, el gasto de las pensiones, que hoy es del 9% del PIB, subirá hasta el 15% y eso sería difícilmente sostenible.

P. No es un problema específico de España. ¿Por qué tanta prisa si se dedica proporcionalmente menos dinero público a pensiones que en los países europeos de referencia?

R. El gasto público de las pensiones en Alemania, Francia e Italia en términos de PIB está alrededor del 12%. Pero estos países han emprendido reformas para que la factura se mantenga en torno al 12% en 2050. Tenemos que lograr que dentro de 40 años no estemos demasiado lejos de ese 12%. Si no hacemos reformas, nuestro gasto estará tres puntos por encima de esos países.

P. ¿Qué tipo de reformas?

R. Principalmente tres. Primero aumentar el periodo de cómputo de la pensión, ahora en 15 años. En segundo lugar, dificultar las jubilaciones parciales, convertidas en una forma de financiar jubilaciones anticipadas.

P. Digámoslo claramente. Las jubilaciones parciales han sido utilizadas fraudulentamente en muchas empresas para ajustar sus plantillas a costa de la Seguridad Social, ¿no?

R. Digamos que con la jubilación parcial no se ha logrado el objetivo de rejuvenecer las plantillas. Pero estas reformas no serán suficientes. Para lograr un efecto mayor no hay más remedio que desplazar la edad legal de jubilación.

P. Quiere decir aumentar la edad legal de 65 años. Ustedes no lo llevaban en el programa electoral. Y supone un claro recorte de derechos. ¿No hay otra solución?

R. Cualquier otra solución implicaría recortes elevados en la cuantía de las pensiones. Retrasar algo la edad de jubilación es una solución tan rigurosa como razonable.

P. ¿No le parece muy injusto aumentar la edad legal hasta los 67 años para trabajos muy duros o para quienes habrán cotizado más de 40 años al cumplir 65?

R. Los detalles están abiertos. Queremos buscar el consenso con los grupos parlamentarios en el Pacto de Toledo sobre los principios y luego intentar un acuerdo con sindicatos y empresarios antes del 28 de enero. En cualquier caso, creemos que el retraso en la edad de jubilación debe ser compatible con una mayor flexibilidad que contemple distintas situaciones.

P. ¿Qué espera del Pacto de Toledo?

R. Que los grupos lleguen a un acuerdo y que, como ocurrió en anteriores ocasiones, faciliten las recomendaciones que inspiren los principios de la reforma sin entrar en detalles concretos.

P. La crisis financiera y económica está presionando muchas reformas que muchos creen injustificadas. ¿Cómo explica que se hayan dado tantas ayudas a la banca causante de la crisis y que ahora se quiera pasar la factura a trabajadores y pensionistas?

R. La reforma del sistema de pensiones hay que realizarla con independencia de la existencia o no de crisis financiera.

P. ¿Teme que la crisis sea aprovechada para golpear al sistema público a favor de los sistemas privados, que han sido el último gran engaño del mundo financiero?

R. No lo creo. Estoy completamente a favor de nuestro sistema público de pensiones. La crisis ha demostrado que los públicos han resistido mejor que los privados. No estoy contra los privados. Pueden jugar un papel complementario, por esto tienen incentivos fiscales. Pero lo importante es lograr la sostenibilidad del sistema público. Es el más equitativo y protege a todos.