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Reportaje:ATLETISMO Operación Galgo

"Ya era hora de levantar la voz"

A través de la red social, los atletas más comprometidos han generado un movimiento único

Carlos Arribas

Cuando, en la Operación Puerto, la Guardia Civil introdujo el bisturí sin anestesia en el complaciente ciclismo español, la respuesta solidaria y colectiva de los corredores fue una huelga, pero no para protestar contra los tramposos que ensuciaban su deporte, sino contra la publicación en EL PAÍS de los papeles de la trama, contra el retrato tan desaseado que se ofrecía de sus sudores.

Cuatro años después, una operación similar, sin anestesia y con bisturí, al atletismo español ha generado también un movimiento solidario y colectivo de los deportistas, pero esta vez no ha consistido en una huelga corporativa para ocultar sus miserias, sino en un grito de apoyo a las investigaciones por parte de la mayoría de los atletas, que finalmente se han decidido a trazar públicamente una línea entre ellos y los otros.

"A diferencia de los ciclistas, queremos la investigación policial", dice Ángel Rodríguez
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"Ya era hora de levantar la voz", dice el maratoniano extremeño Pablo Villalobos, uno de los generadores a través de mensajes de un movimiento que sumó energía a través de Facebook y se concretó en un manifiesto que, en principio, firmaron 61 atletas y al que luego se sumaron algunas decenas más.

"Es que, a diferencia de los ciclistas, nosotros estamos a favor de la investigación policial. Se hizo rápidamente porque queríamos dar una respuesta inmediata", dice, veloz, el velocista madrileño Ángel David Rodríguez, otro de los inquietos; "así que no pudimos localizar a muchos que querían haber firmado y no salieron en la primera tanda, y no han parado de llamarme, 'oye, que no estoy en la lista y no quiero que piensen que no estoy de acuerdo o, peor, que yo me dopo'. Pero ese no era el objetivo del comunicado, hacer una lista de buenos y malos. No quería tampoco ser ofensivo de cara a condenar a nadie".

Entre ambos atletas, a los que enseguida se unieron Arturo Casado, el madrileño campeón de Europa de 1.500 metros, y, en Sevilla, Luis Alberto Marco, un joven ochocentista, crearon en Facebook un grupo llamado Posible comunicado atletas equipo nacional, en el que empezaron a florecer, como en mayo del 68, ideas y bocetos del manifiesto final, que se puede leer aún en la página web de la Federación Española de Atletismo.

"Hubo un proceso de negociación muy libre y muy abierto", dice Villalobos; "varios querían esperar a ver si se resolvía la imputación de algunos, pero, como no dábamos nombres, eso no era ningún problema. Además, la mayoría queríamos aprovechar para levantar la voz y decir que estamos a favor de la ley dentro y fuera de las pistas".

"Hicimos finalmente algo moderado que pudiera aglutinar al máximo de gente", dice Rodríguez, quien no piensa que el colectivo creado bajo el manifiesto deba ir más allá: "Espero que no genere tensiones entre los atletas y tampoco que se piense que criticamos a la federación. La federación puede llegar hasta donde llega en la lucha contra el dopaje. Hace controles, pero no analiza los resultados; hay otras autoridades. El problema no es de la federación, sino que era de la legislación, que ahora sí que persigue el dopaje".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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