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La crisis del euro

La banca necesitaría 600.000 millones para cumplir ya las futuras exigencias de capital

Alejandro Bolaños

La reforma bancaria se hará de forma gradual y no se completará hasta 2019. Por contraste, los efectos de la crisis económica, que tanto debe a la arriesgada gestión de muchos bancos, son inmediatos. El paro o los drásticos recortes de gasto público hablan por sí solos. El comité de Basilea, que reúne a los supervisores del sector financiero, es el cerebro de la reforma. Y puso ayer cifras al argumento del que se ha servido para conceder plazos tan cómodos a las entidades. Según sus cálculos, la aplicación inmediata de la reforma habría obligado a la banca a aumentar su dotación de acciones y reservas en más de 600.000 millones de un día para otro.

"El periodo transitorio da a los bancos tiempo suficiente para cumplir con las nuevas exigencias de forma compatible con la recuperación económica", recalcó en una nota Nout Wellink, presidente del comité de Basilea.

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Los supervisores publicaron ayer los detalles del Acuerdo de Basilea III, pactado en septiembre. Y también el ejercicio de simulación que realizaron a partir de los balances de 263 bancos europeos (entre ellos cinco españoles), americanos, asiáticos y australianos al cierre de 2009, para calibrar la necesidad de ese periodo transitorio.

Su conclusión es que si la nueva exigencia de capital de mayor calidad (que pasa del 2% al 7% del total de activos ponderados por riesgo) se hubiese aplicado el 1 de enero de 2010, habría evidenciado que el conjunto de los bancos se quedaban 602.000 millones por debajo del nuevo mínimo, un desfase que se concentra en las entidades de mayor dimensión, representadas casi al completo en la simulación.

Para poner en perspectiva las cifras, el comité de Basilea recuerda que, aunque las entidades hubiesen destinado todo el beneficio neto de aquel ejercicio (unos 230.000 millones) a reservas, aún quedarían dos tercios del desfase por cubrir.

La aplicación de las nuevas exigencias de liquidez también habría requerido un esfuerzo notable a las entidades de haberse aplicado de inmediato, al menos según los cálculos del comité de Basilea. Apenas un 45% de las entidades cumplen con los nuevos coeficientes de cobertura de liquidez a corto plazo (suficientes activos para cubrir durante 30 días una sequía súbita de liquidez en los mercados) o de financiación estable (activos que permiten cubrir posibles desfases entre financiación a corto y largo plazo).

El déficit de activos líquidos (desde dinero en efectivo a títulos de deuda pública, bonos corporativos de máxima calidad o reservas en bancos centrales) con las nuevas normas rondaría los tres billones de euros.

En paralelo a la publicación de esta simulación, el comité de supervisores europeos difundió su propio análisis, hecho con los mismos criterios. La muestra de entidades de la Unión Europea (UE) es más amplia y refleja que los bancos europeos estarían más cerca de cumplir la nueva exigencia mínima de capital de máxima calidad: el desfase hallado en casi 200 entidades sería de 263.000 millones de euros. En cambio, la necesidad de liquidez según las nuevas reglas sería también muy elevada en el caso de los bancos de la UE, cercana a los dos billones de euros.

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