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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Parche eléctrico

Con bastante retraso, el ministro de Industria anunció ayer una reforma urgente del sistema eléctrico encaminada a reducir los costes en 4.600 millones de euros en los próximos tres años y transmitió a la opinión pública la ineludible subida de la luz en enero, en torno a un 10%. La reforma implica la imposición de una tasa de 0,5 euros por kilovatio a las generadoras y el recorte a las primas de las empresas fotovoltaicas. Miguel Sebastián se debate en un callejón sin salida: las tarifas tienen que subir, porque en un sistema regulado la formación de los precios debe recoger los aumentos de costes; pero las familias, castigadas por la recesión, van a pagar el encarecimiento de un servicio básico.

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La situación sería mejor si desde 2004 el Gobierno se hubiera aplicado, por una parte, a subir moderada y tenazmente las tarifas, de forma que se hubiese frenado el crecimiento del déficit de tarifa generado por las leyes del PP (unos 20.000 millones que, según la ley, debemos todos los consumidores) y, por otro, hubiese cambiado el sistema de fijación de tarifas, viciado con subastas fácilmente manipulables, por cálculos más transparentes. Como desde 2004 se ha perdido el tiempo, ahora hay que aceptar subidas elevadas de la luz y dictar medidas apresuradas que impidan que el déficit de tarifa devore a toda la economía española. Las medidas correctoras anunciadas ayer hubieran sido excelentes en 2004; hoy son solo un parche a una situación que requiere más brío.

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Lo peor de la subida de enero es que ni siquiera reducirá el déficit de tarifa actual. Para acabar con este desorden energético, el Gobierno debe modificar los criterios de cálculo de la tarifa, planear un calendario estable de subidas (conocido por ciudadanos y accionistas) y proponer tasas a la generación eléctrica ya amortizada, como la nuclear y la hidráulica, cuyos beneficios son meramente regulatorios. Tiene el Gobierno todo 2011 para poner en pie un orden energético más sensato que el actual.

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