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515 años de cárcel para dos etarras por el atentado de Legutiano

El objetivo era causar el mayor daño posible. Personal y material. Por eso, aquel 14 de mayo de 2008 no hubo llamada de ETA avisando de la colocación de una furgoneta bomba con 150 o 200 kilos de amonal a la entrada de la casa cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava). La explosión, que se produjo a las tres de la madrugada, produjo la muerte del guardia Juan Manuel Piñuel, y lesiones físicas y psíquicas a otras 26 personas, entre agentes y personal civil, todas ellas residentes en la instalación.

La Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó ayer a 515 años de cárcel a los dos autores materiales del atentado, Arkaitz Goikoetxea y Aitor Cotano, por un asesinato terrorista, 26 asesinatos terroristas intentados, estragos terroristas y daños y utilización ilegítima de vehículo de motor. El tercer acusado, Íñigo Gutiérrez, fue sentenciado a ocho años por colaboración con organización terrorista al ayudar a los autores a traer desde Francia la furgoneta cargada de explosivos con la que se perpetró el atentado.

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Dos minutos

La sentencia relata cómo Cotano y Gutiérrez trajeron desde Francia la furgoneta bomba tres días antes de cometer el atentado. El vehículo fue estacionado en el municipio riojano de Santo Domingo de la Calzada hasta el día del atentado, cuando los terroristas lo colocaron frente a la casa cuartel de Legutiano y salieron huyendo en otro coche. La explosión se produjo a los dos minutos de ser aparcada por lo que, según los magistrados Ángela Murillo, Teresa Palacios y Juan Francisco Martel, no dio tiempo a "esquivarla" o a "reducir sus efectos".

Los agentes de la Ertzaintza descubrieron la identidad de los autores debido a la explosión defectuosa del turismo en el que huyeron del lugar del atentado. Allí encontraron una fiambrera con el anagrama de ETA, la llave de la furgoneta que habían hecho estallar, así como restos genéticos de Goikoetxea y Cotano en fibras de algodón y un cigarrillo, respectivamente. Las investigaciones posteriores permitieron además localizar el coche utilizado por Cotano y Gutiérrez para viajar a Francia y recoger la furgoneta bomba, donde también encontraron el ADN de los implicados.

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Piñuel, de 41 años, estaba casado y tenía un hijo. Entre los heridos estaba su esposa, que tardó 65 días en curarse, y el niño, en tratamiento psicológico desde entonces.

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