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Pacto para lograr la fabricación de la nueva furgoneta de Nissan

Lluís Pellicer

Tras una semana de negociaciones, ayer los sindicatos UGT y USOC dieron un paso de gigante para volver a optar a la fabricación de la furgoneta pick up de Nissan que la planta de la Zona Franca perdió el pasado diciembre. El Ministerio de Industria y ambos sindicatos llegaron a un acuerdo durante la madrugada del sábado por el que estas organizaciones aceptan contener salarios hasta 2014 y varias medidas de flexibilidad. La dirección de Nissan en Barcelona reaccionó de inmediato: ya no da por perdida la fabricación de la camioneta.

El acuerdo que alcanzaron UGT y USOC -que juntas tienen mayoría en los comités de empresa de Nissan- se someterá a referéndum entre la plantilla la semana que viene. Ambos sindicatos consideraron que ese esfuerzo debe ser compensado con la adjudicación de la pick up, pero no esperaban que Nissan valorara el acuerdo tan rápidamente. La dirección advirtió de que el de los trabajadores en el referéndum es "decisivo" para el futuro de la fábrica, puesto que podría hacer que el comité que decide las inversiones del grupo, radicado en Japón, decida adjudicar la pick up a Barcelona.

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El pacto fija un aumento de la productividad del 6% y varias medidas de flexibilidad, entre ellas fijar 15 sábados productivos por turno y una bolsa de 40 horas de más por trabajador. El representante de USOC en el comité de empresa, Pedro Ayllón, aseguró que el acuerdo demuestra que los trabajadores están comprometidos con "el futuro de la actividad industrial de Nissan en Barcelona".

Mañana se reunirán UGT y USOC para fijar el calendario de la próxima semana. Los sindicatos esperan poder celebrar el referéndum el próximo miércoles para suscribirlo luego si la plantilla da el visto bueno. Las fuentes consultadas explicaron que el Gobierno central está dispuesto, además, a dar ayudas para la competitividad para este modelo en caso de que se fabrique en Barcelona y para la furgoneta eléctrica NV200.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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