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Entrevista:IBRAHIM AWAD | Politólogo egipcio | Ola de cambio en el mundo islámico | La posición de Estados Unidos

"Washington vaciló, pero al final apostó por la democracia"

Juan Carlos Sanz

En un fluido castellano adquirido durante su juventud en Madrid, donde su padre fue destinado como diplomático, Ibrahim Awad (El Cairo, 1947), profesor de Política de la Universidad Americana de El Cairo, se muestra optimista sobre los cambios en marcha en Egipto tras la caída de Hosni Mubarak. Awad conversó ayer con EL PAÍS en el Real Instituto Elcano sobre el futuro que aguarda a un país de tan antigua historia. "Turquía puede ser un modelo para Egipto, pero nosotros tenemos antecedentes de liberalismo y pluralismo político", precisa.

"Los militares ya han anunciado que el nuevo sistema se asentará sobre bases democráticas, aunque también hay que examinar la cuestión económica". Awad considera que los egipcios también se levantaron contra el régimen para exigir reformas sociales, y que por esta razón las huelgas han estallado tras la dimisión de Mubarak. "La sociedad no tiene aún mecanismos para resolver los conflictos", advierte. "Las reformas constitucionales deben abrir espacios para superar la pobreza y las disparidades sociales", argumenta Awad, que ha trabajado como experto de Naciones Unidas sobre migraciones en Latinoamérica. "Ambas reivindicaciones, reforma política y cambio social, son coincidentes en la edificación de una nueva sociedad".

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"Tras varias décadas de estancamiento y derrumbe del Estado moderno que Egipto había ido edificando desde el siglo XIX, ahora tenemos que reinventar la cultura política", sostiene el profesor de la Universidad Americana de El Cairo, quien se muestra confiado en la capacidad de diálogo de los egipcios. "Una de las sorpresas que hemos vivido en esta revolución es que la sociedad aún guarda la memoria del pluralismo. Tenemos que construir nuestro futuro sobre esa base, pero de forma realista, los problemas no se van a resolver en dos meses".

Awad reconoce que el régimen de Mubarak asfixió a los partidos políticos, y por ello necesitan tiempo para reconstituirse. "Sin partidos, ha sido llamativa la madurez de los grupos de jóvenes en la revuelta", destaca. "Los militares han hablado con ellos primero porque son los más representativos... los que de verdad movilizaron a la gente".

Pero Awad reconoce que sin la presión exterior Mubarak habría intentado seguir aferrado al poder: "Estados Unidos fue variando a diario su percepción sobre Egipto durante los 18 días de revolución popular. Vaciló en función de los acontecimientos. Solo al final, cuando Washington reconoció la magnitud de la revuelta, actuó casi abiertamente a favor del cambio y la democracia".

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Ibrahim Awad.
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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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