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Tentaciones
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Crónica:MODA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Diseñadores contra un destino fatal

La pasarela Ego alcanza su XI edición. ¿Hay vida para los debutantes tras el primer desfile? Analizamos alternativas a la resignación, la ruina y el olvido.

Si un diseñador español joven se encuentra por la calle a un conocido a principios de febrero (o de septiembre), recurrirá a un dulce imperativo: "Vendrás a mi desfile, ¿no?". "Antes el desfile era un medio para vender. Ahora es un fin en sí mismo. En lugar de posibles clientes, tienes a tus amigos, que jamás te comprarán nada, diciéndote lo genial que eres", dice Ramón Fano, de la revista Neo2. En el sector todos acuden, pero también recelan de la utilidad comercial de pasarelas jóvenes como el Ego de Cibeles , que celebrará su undécima edición el próximo miércoles. ¿Para qué un desfile de una marca sin clientes? ¿Qué espacio comercial les queda a estos diseñadores en un sector devorado por las empresas de fast fashion? Analizamos algunos caminos para escapar de un fracaso anunciado.

"La colaboración de las marcas jóvenes con otras mayores es una buena solución"
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Exiliarse para producir más barato. Si la infraestructura de tu país no te hace un hueco, búscalo fuera. "En un viaje a México vi que la idea de producir allí era más rentable que en España. Consigo más por menos: la producción me ha costado unos 3.000 euros; aquí habrían sido más de 7.000", explica el diseñador Roberto Piqueras. Para PotiPoti, afincados en Berlín, estar fuera termina siendo la mejor forma de estar dentro, cuenta Nando Cornejo, uno de sus responsables: "Ser extranjero puede ser una buena estrategia de marketing. En Berlín les parece exótico que produzcamos en España, y a los españoles ahora les atrae la imagen de Berlín; es donde van ahora a gastarse el paro y salir de fiesta".

Al amparo de Inditex. Tras debutar sobre una pasarela con una marca non nata, muchos acaban en plantilla de una gran firma, olvidándose de imaginar etiquetas con su nombre en un jersey. "Por un lado, estamos nutriendo a Zara de creatividad nacional y, por otro, los jóvenes aprenden allí cómo funciona el mercado. Lo que falta es que esas empresas inviertan en ellos, en proyectos con universidades", dice Andrés Aberasturi, comisario de Ego. Lola Dopico, directora de la respetada escuela Esdemga, paisana de la titánica Inditex, tiene buenas noticias al respecto: "Del 50% al 70% de nuestros licenciados terminan en grandes marcas españolas, y ellas están empezando a proponer colaboraciones con los alumnos, por ejemplo, en forma de ediciones especiales".

Especialización por la supervivencia. Lo diría hasta el coach más barato: para triunfar hay que hacerse imprescindible allí donde se esté. Y esto, llevado al entrenamiento de un diseñador, consistiría en revelarle que en un producto o técnica concreta está la tarjeta de entrada. "Es práctico especializarse en una cosa que hagan muy bien y poco a poco ir ampliando su línea de productos", argumenta Ramón Fano. Es el caso de Cruzcastillo, marca catalana fundada por Manuel Gómez, que empezó con una limitadísima producción de camisetas estampadas hasta crear colecciones completas con el elaborado estampado como cebo. Según él, "los clientes sienten una curiosidad respecto a cómo está hecho que los acerca a la marca".

El pez grande se alía con el pequeño. Pocos quieren perder su nombre en marcas que van a diluir su talento en los caprichos de los estudios de mercado. "La colaboración de las marcas más jóvenes con otras mayores es una buena solución para mantener su firma, consiguiendo mayor financiación y proyección al mismo tiempo", dice Yolanda Muelas, directora de Metal, revista que apadrina este tipo de encuentros; como la reciente colaboración entre El Delgado Buil, joven marca catalana, y Kipling, compañía belga de accesorios. "Esta alianza permite recursos con los que tú no contarías y tienen un resultado incluso más interesante que tu propia colección", explica Rubén Gómez, que, tras su experiencia en Ego en 2007, ganó la confianza de Durán para realizar una colaboración que duplicó las apariciones en prensa de la marca de joyas.

Diseñadores becados. La generación Y ya lo sabe: si no puedes aspirar a un sueldo, convierte tu vida laboral en una sucesión de becas. Los creadores de esta generación pueden tratar de aprovechar los esfuerzos autonómicos por hacer de la moda una denominación de origen. La Generalitat catalana, por ejemplo, cultiva esta inversión a través de ayudas como el Projecte Bressol (que ofrecía, hasta el cambio de Gobierno, una ayuda de 15.000 euros) y el certamen 080 en Barcelona (con dos premios de 10.000 cada uno). Ambas ayudas se personifican este año en Krizia Robustella, de 25 años, que, además de ser becaria del plan Bressol, se hizo el pasado 2 de febrero con los dos premios, masculino y femenino, de 080. Al preguntarle por el dinero, aclara: "Todo el mundo me pregunta en qué me voy a gastar tanta pasta, pero no es tanta cuando tienes una marca y las deudas se cuentan de mil en mil. Así que lo invertiré en eso y en lo que dé para próximas colecciones. Seguiré sin ser millonaria".

<b>Krizia Robustella, ganadora de los dos principales premios en la última edición de la pasarela barcelonesa 080.</b>
Krizia Robustella, ganadora de los dos principales premios en la última edición de la pasarela barcelonesa 080.DIZY DÍAZ

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