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Reportaje:Gürtel entre en campaña

¿Pasará factura el Gürtel en las urnas?

Los expertos y los propios candidatos coinciden en que la crisis mitigará los efectos electorales de la corrupción en los municipios afectados por la trama

La concejal del PP de Boadilla del Monte Mercedes Nofuentes fue investida ayer como alcaldesa en un atípico pleno municipal en el que la regidora no recibió ni un aplauso. Ni tan siquiera de los ocho cargos de confianza que se sentaron entre el público. Antes de la votación, los ediles de la oposición abandonaron sus asientos, tras comprobar que la alcaldesa en funciones, Belén Húmera, volvía a impedirles tomar la palabra. Con Nofuentes, Boadilla ya ha tenido cuatro alcaldes en cuatro años, después de las renuncias de Arturo González Panero, de Juan Siguero y de Belén Húmera. Nofuentes participó en una adjudicación a la trama de Francisco Correa.

La situación límite que viven en estos momentos Boadilla y otros Ayuntamientos ha obligado al PP a eliminar de las candidaturas para las próximas elecciones a los relacionados con Gürtel. Sin embargo, esta doctrina no se ha mantenido en un municipio como Arganda del Rey, en el que el candidato era el número dos del primer edil imputado, Ginés López, y el resultado electoral podría ser incierto. Al PP no le importa soportar el coste electoral que le puede suponer recurrir a los paracaidistas en los municipios en los que la ventaja es amplia, en detrimento de sus afiliados. Pero este partido apuesta en los municipios con resultado más apretado por copiar la doctrina Fabra, que ahora podría ser la del presidente valenciano, Francisco Camps: "Las elecciones me absolverán".El resultado electoral de Boadilla del Monte, al igual que el del resto de los Ayuntamientos relacionados con el caso Gürtel (Majadahonda, Pozuelo de Alarcón, Arganda del Rey y Las Rozas), va a ser mirado con lupa por los sociólogos y los ciudadanos en general, que querrán saber si la corrupción pasa factura o no a los partidos que la protagonizan. En este caso, el más importante de la Democracia, afecta de forma directa al PP. "Está en juego si triunfa o no la doctrina Fabra o Camps, que sostiene que un resultado electoral positivo absuelve al presunto corrupto", argumentan Pablo Nieto, candidato del PSOE en Boadilla, y Ángel Galindo, de Alternativa por Boadilla (APB).

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"Claro que vamos a hacer una lectura de los resultados electorales. Es uno de los temas clave. Intentaremos saber cómo ha afectado la corrupción: si da o quita votos. Pero no es fácil aislar la variable corrupción de otras que también son importantes, como por ejemplo la crisis económica que estamos viviendo", explica el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos Manuel Villoria, uno de los investigadores sobre la corrupción más prestigiosos de España.

Al contrario que en la Comunidad Valenciana, en la Comunidad de Madrid el PP ha optado, salvo casos excepcionales (Alcobendas, Coslada y Pinto), por no presentar como candidatos a imputados. Pero no siempre ha hecho limpieza total. En este sentido, el todavía alcalde de Pozuelo, Gonzalo Aguado, llegó a lamentar ante el juez que investiga el caso del parque del Arroyo de las Cárcavas los efectos políticos de su presunta implicación ya que, según dijo, el PP no presenta a candidatos que están imputados.

La reacción política del PP madrileño, que públicamente no reconoce que la corrupción haya tenido un coste económico para los municipios afectados por el caso Gürtel, se puede resumir en dos formas de actuar. En los Ayuntamientos con amplia mayoría absoluta se opta por una limpieza total, asumiendo un posible castigo por la incomprensión de los militantes, que no entienden por qué un paracaidista tiene que ser el nuevo candidato del PP. Por el contrario, en los Consistorios con un resultado para los populares más incierto, como por ejemplo Arganda del Rey, donde dimitió el anterior alcalde, Ginés López, se apuesta por negar la evidencia y se mantiene el actual corregidor, Pablo Rodríguez Sardinero, como número uno, pese a que fue el teniente alcalde de Ginés López.

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El caso del alcalde de Pozuelo, Gonzalo Aguado, se puede ubicar en el grupo de Ayuntamientos en los que el PP se ha planteado realizar una limpieza a fondo, asumiendo los posibles costes electorales de la desmovilización de los afiliados. Además, este caso tiene ciertas similitudes con el del ya exalcalde de Boadilla del Monte, Juan Siguero, a quien el partido le comunicó que no iba a ser candidato antes de ser imputado por el juez. En sus círculos más íntimos, Siguero considera que el magistrado que instruye el caso Gürtel, Antonio Pedreira, le ha imputado por una confabulación de la oposición y de los medios de comunicación. A ellos culpa de que se hiciesen públicos los informes de la policía, que llegó a solicitar su detención para que no destruyera pruebas. Tanto en Pozuelo como en Boadilla, los militantes del PP no están de acuerdo con la decisión de Granados, que ha optado por una limpieza total de las candidaturas. Pero en el PP regional consideran que este cambio, lejos de ser un problema, posibilitará que los simpatizantes del PP puedan votar a este partido, sin necesidad de taparse la nariz. El coste interno no será excesivo, según explican en el PP, al tiempo que están seguros de que de ninguna manera se perderá la mayoría absoluta, ya que los resultados electorales en Pozuelo y Boadilla de 2007 dejaron a una distancia sideral al ganador, el PP, del PSOE e Izquierda Unida.

Sin embargo, los socialistas de Pozuelo y Boadilla están seguros de que la corrupción pasará factura al PP, pero coinciden con los populares en que será muy difícil romper las mayorías absolutas. El panorama que se espera pasa por una leve bajada del PP y una subida de IU y los partidos localistas. La incógnita es el PSOE, cuyas candidaturas sufren dos fuerzas contrapuestas: la inercia nacional de la crisis -o hablando claro, la figura del presidente José Luis Rodríguez Zapatero- y el fuerte desgaste del PP con el caso Gürtel.

Llama la atención que todavía se desconozcan los candidatos del PP en Las Rozas y Majadahonda, pese a que cualquier militante al que se le pregunte considera que tanto Narciso de Foxá como Bonifacio de Santiago seguirán.

Para el catedrático Manuel Villoria la incidencia electoral de la corrupción es "obvia", ya que en las investigaciones se ha comprobado que influye de forma negativa en la confianza en las instituciones, en los partidos y en la calidad de la Democracia: "Pero habrá que ver la incidencia concreta en estas elecciones. Creo que no será suficiente para generar cambios, ya que existe otra factor, el de la crisis económica, que hará que muchos ciudadanos prefieran castigar a los socialistas antes que al PP".

Tanto en Pozuelo como en Boadilla los militantes del PP acudirán divididos a las elecciones en dos o más facciones: los partidarios de que no se haga tabla rasa, y los que apuestan por empezar de cero, echando mano de los paracaidistas Antonio González Perol y Paloma Adrados. Un sector de los militantes del PP apostaría por cambiar las cabezas visibles, pero manteniendo la presencia de los militantes de toda la vida. Los más realistas consideran obligatorio hacer borrón y cuenta nueva para acabar con las familias políticas. Pero la realidad se impone y los candidatos apostarán por limpiar las listas y evitar posibles contaminaciones que den balas a la oposición.

El catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos Manuel Villoria entra de lleno en una de las principales controversias de los últimos días sobre si la corrupción molesta más a los simpatizantes del PP o del PSOE: "Considero que la relación de la izquierda con la corrupción no nos indica que haya grandes diferencias. Y una prueba de esto es que los socialistas, encabezados por Felipe González, perdieron por la mínima las elecciones de 1996, pese a que cada semana se destapaba un caso nuevo".

En este sentido, este catedrático considera que no hay grandes diferencias entre los partidos, aunque puntualiza: "Algo hay, en el sentido de que en la izquierda los discursos éticos y de transformación social forman parte de su tradición, por lo que una conducta corrupta puede ser más incoherente que el discurso de la derecha sociológica, en el que prevalece el desarrollo económico". Por eso Villoria advierte de que el candidato del PSOE madrileño, Tomás Gómez, ha tomado una decisión errónea manteniendo en el partido a su número dos, Trinidad Rollán, porque de esa forma legitima un discurso del PP que podría ser demoledor, ya que al recibir cualquier tipo de acusación sobre su presunta corrupción podría recurrir al y tú más. Por otra parte, el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos advierte de que, si Rajoy focaliza el discurso solo en el desarrollo económico, se equivocaría porque, sin un discurso ético, prevalecería la corrupción. "El problema de Rajoy, con esta actuación tan permisiva con la corrupción interna, es que parece que está diciendo, aunque sea sin querer, que cuando él gobierne va a ser mucho más fácil ser corrupto. Eso es terrible y un peligro, por lo que debe reaccionar y pasar a la acción", argumenta.

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