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Crónica:VALENCIA 0 - SPORTING 0 | FÚTBOL | 24ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El bodrio del año en Mestalla

Un Valencia anodino empata ante un Sporting conformista

En partidos como este debería ser al revés. La gente tendría que cobrar por ir a Mestalla, pasar la factura por las taquillas al abandonar el estadio. Tal fue el sopor al que la sometieron un Valencia atropellado y un conformista Sporting. Ni siquiera los últimos 10 minutos, animados por la entrada del brasileño Jonas en la delantera local, indultaron a un Valencia que no transmite nada. Si acaso, confusión y tristeza a pesar de que los resultados le han ido acompañando. Mestalla castigó el aburrimiento con una pitada final a su equipo y algunos aplausos al Sporting, al que le reconoció al menos la sincronización defensiva, devorando todos los espacios posibles entre la delantera valencianista.

VALENCIA 0 - SPORTING 0

Valencia: Guaita; Miguel, Stankevicius, Ricardo Costa, Mathieu; Joaquín, Topal, Tino Costa, Mata (Pablo, m. 70); Chori Domínguez (Soldado, m. 55); y Aduriz (Jonas, m. 80). No utilizados: César; Bruno, Navarro y Banega.

Sporting: Cuéllar; Lora, Botía, Iván Hernández, Canella; De Las Cuevas (Nacho Novo, m. 85), Eguren, Cases, André Castro; Diego Castro (José Ángel, m. 86) y Sangoy (Bilic, m. 73). No utilizados: Juan Pablo; Carmelo y Gregory.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Topal.

Unos 40.000 espectadores en Mestalla.

Nadie sabe el juego valencianista. Emery ha cambiado tres veces de alineación y sistema

La pregunta sobrevoló Mestalla toda la tarde. ¿A qué juega el Valencia? Nadie lo sabe. Los jugadores, tampoco. Desde la semana pasada, en el Calderón, con parada el martes en la Champions ante el Schalke, el conjunto de Emery ha cambiado tres veces de alineación y de sistema sin que se entienda muy bien por qué. Primero, Emery quería jugar con extremos, que para eso cuenta con una nómina tan prestigiosa como la de Joaquín, Mata, Vicente, Pablo, Alba... Después decidió que no, que prefería volcarse por el centro con el trío de los argentinos: Banega, Tino Costa y Domínguez. Y ante el Sporting optó por una solución salomónica. Recuperó a Joaquín y Mata por los costados, pero mantuvo a Domínguez para tratar de enganchar con Aduriz. El resultado fue espantoso. El delantero vasco no dispuso ni de medio pase al que hincar el diente. Tal fue el atasco en el centro del campo. Casi al final, para colmo, Aduriz tuvo que salió del campo en camilla con una posible fractura de peroné.

Sin velocidad en la circulación del balón, el ataque valencianista fue anodino, pan comido para una defensa tan pulcra como la sportinguista, pletórica tras haber podido frenar al Barça en la jornada anterior. El Sporting estuvo encantado con el empate, sin arriesgarse a perder ese botín.

La atonía del Valencia estuvo marcada por la actuación de Domínguez, un jugador que siempre aparenta más de lo que es. Parecía mucho mejor en el Rubin Kazan y lo mismo en sus inicios como valencianista, el invierno pasado. Pero su aportación, al final, puesta en la balanza, es poca cosa. Para actuar de mediapunta le falta desborde, pase y gol.

Le costó admitirlo a Emery, que le sustituyó en el arranque del segundo tiempo por Soldado. El Valencia siempre resulta más amenazante con dos delanteros a pesar de que al técnico le cueste tanto reconocerlo. Así lo intuyó también el Sporting, que sufrió algo más en la defensa en ese tramo. Aun así, Diego Castro dispuso de algunas opciones de adelantarse. Primero se durmió en el remate ante un gran centro de André Castro. Después, el capitán sportinguista dilapidó un disparo lejano tras un error previo en el despeje con el pie de Guaita. Entonces Preciado dio paso a Bilic a fin de que aguantara los pelotazos largos, pero este se topó con un Stankevicius impecable. El lituano llegó de tapadillo en el verano pasado y se ha convertido en el mejor central del Valencia. Topal emergió en la segunda parte. Lo barre todo en el centro del campo porque, físicamente, está por encima de los demás. Joaquín irrumpió en el último cuarto con potencia por el extremo, quitándose unos años de encima, aunque sin suerte en los pases. En uno de ellos le sirvió un remate a la derecha de Tino Costa, un regalo envenenado. El argentino es un zurdo tan cerrado que la derecha la tiene inutilizada.

Emery dio 10 minutos al brasileño Jonas para que explicara las bondades de su fichaje invernal. Coincidió con lo más potable del Valencia, alguna sensación de peligro que estimuló a la grada. Participó más de lo previsible: aquí una prolongación de cabeza, allí un pase y, para acabar, un par de regates y un disparo para dejar al menos la esperanza de que el Valencia ha contratado un buen delantero. Una ilusión en medio del bodrio del año en Mestalla.

Diego Castro y Aduriz pugnan por el balón.
Diego Castro y Aduriz pugnan por el balón.TANIA CASTRO

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