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Reportaje:ECONOMÍA GLOBAL

Angola, de compras en Portugal

Convertida en potencia, la excolonia se lanza a invertir en la antigua metrópoli

El cambio en la estructura accionarial de la petrolera portuguesa Galp es objeto desde hace meses de debates y negociaciones, de resultado incierto por las dificultades para llegar a un acuerdo. El futuro de la única empresa portuguesa entre las 500 mayores del mundo tiene connotaciones globales y pone sobre la mesa el dilema de quién puede y debe ser el socio preferente de Portugal. ¿Brasil o Angola?

Hay opiniones para todos los gustos. António Costa, director del Diário Económico, es una de las voces que estima que Portugal está en una encrucijada geoestratégica y que debe elegir entre el gigante latinoamericano y la antigua colonia convertida en potencia emergente de África. "No tenemos que escoger quién es el mejor inversor, porque depende de cada negocio", replica João de Freitas e Costa, socio del despacho Abreu Advogados, con oficinas en Portugal y Angola.

Los africanos pujan por Galp, primera empresa portuguesa
La inversión angoleña en la Bolsa de Lisboa supera ya los 2.000 millones

El anuncio de que la italiana ENI ponía a la venta la cuarta parte del 33,3% que detenta en Galp abrió la veda. La brasileña Petrobras acudió a la puja, y la angoleña Sonangol le fue a la zaga. Poco ha trascendido de lo que hablaron y discutieron entre bastidores los distintos interlocutores, pero la prensa dio cuenta de una pugna entre intereses brasileños y angoleños. Hasta que Petrobras dijo que no, y el ministro de Energía de Brasil, Edison Lobão, explicó que el precio que pedían los italianos hacía inviable la operación. Una operación que, según Paulo Fernandes Dias, ministro consejero de la embajada brasileña en Lisboa, podría haber tenido sentido políticamente, como gesto de apoyo hacia el Gobierno del socialista José Sócrates, pero escaso interés económico. Una sociedad entre Galp y Petrobras tiene justificación en Brasil, donde hay petróleo, pero no donde no lo hay, caso de Portugal, añade el diplomático. Galp tiene ya una participación del 10% en la exploración de los pozos en aguas profundas de Lula y Cernambi, en la bahía de Santos (Brasil).

La apuesta de los dirigentes angoleños es entrar directamente, sin intermediarios, en la petrolera portuguesa para aumentar su participación y hacerse con el control de una de las empresas emblemáticas de Portugal. Los beneficios de la compañía fueron de 306 millones de euros en 2010, un 43% más que el año anterior según datos difundidos hace 10 días, que dispararon su cotización en la Bolsa.

Angola tiene el capital necesario para afrontar el plan de inversiones que pretende poner en marcha Galp. Actualmente, los angoleños están en Galp a través del 45% de Amorim Energia, que a su vez controla el 33,34% de la petrolera. Pero el Gobierno portugués no ve con buenos ojos un cambio en la composición accionarial que dé la mayoría al capital angoleño y preferiría el socio brasileño.

La historia ha intercambiado el papel de los actores. Hace 50 años comenzaba en Angola la guerra colonial contra las fuerzas coloniales portuguesas que concluyó con la Revolución de los Claveles en la metrópoli, el fin de la dictadura salazarista y la independencia de cinco países africanos. La guerra civil continuó en la Angola independiente hasta 2002, con un saldo de decenas de miles de muertos y un país devastado.

Queda todavía mucho trabajo por hacer, pero Angola ha dado un salto de gigante en los últimos años gracias a un crecimiento económico de dos dígitos impulsado por el petróleo. "Hay que tener mucha humildad cuando se trabaja con Angola", dice João de Freitas e Costa, "porque, nos guste o no, es una potencia, y Portugal es un país pequeño".

La inversión angoleña en grandes empresas de la Bolsa portuguesa supera los 2.000 millones de euros. El mercado del país africano tuvo un crecimiento explosivo entre 2005 y 2009 gracias, sobre todo, al aumento de los precios del petróleo y a la construcción civil. Angola compraba en 2009 el 7% del total de las exportaciones portuguesas. Entre los años 1996 y 2009, las remesas de portugueses que viven y trabajan en países del África lusófona, especialmente Angola, aumentaron 254 veces, al tiempo que se produjo un declive de las remesas procedentes de EE UU y Alemania. Una cifra que refleja claramente el aumento de la emigración portuguesa a África.

"Angola es un destino ineludible para las inversiones de Europa, con Portugal a la cabeza", dice convencido De Freitas e Costa, quien añade que el boom de los negocios de la antigua colonia africana tiene cifras. Entre 2005 y 2009, las inversiones angoleñas crecieron hasta un 130%, según cálculos del Banco de Portugal. En 2005, el volumen de negocios era de 6,3 millones de euros; cuatro años después alcanzaba los 114 millones. La inversión real es mucho más elevada, ya que aquella cifra no incluye varios bancos y empresas portuguesas con participación de capital angoleño. Un tercio de las acciones de la petrolera Galp pertenecen al holding Amorim Energia, participado en un 45% (1.575,5 millones de euros) por una empresa llamada Esperanza Holding, que es subsidiaria de Sonangol, la petrolera estatal que domina la economía de Angola. El resto de las acciones de Amorim Energia está controlado por Américo Amorim, uno de los empresarios más ricos de Portugal.

Sonangol ya es el mayor accionista del Banco Comercial Portugués (BCP) y, junto con otros socios angoleños, tiene el 49,9% del Banco Totta de Angola, de Caixa Geral de Depósitos y del Banco Santander.

Isabel dos Santos, hija del presidente angoleño, participa a través de distintas sociedades en la empresa de telecomunicaciones Zon (10%), en el Banco Portugués de Inversiones (BPI, con el 9,8%), el Banco BIC Portugués (25%) y el Banco Espírito Santo Angola (20%). Asimismo, el 98% del semanario Sol está en manos de capitales angoleños.

Estos números parecen dar la razón a quienes opinan que Portugal no tiene necesariamente por qué elegir entre Angola o Brasil. Según António Costa, "las dos economías no son incompatibles. Tienen y tendrán, necesariamente, papeles diferentes para las empresas portuguesas y para Portugal".

Una mujer muy poderosa

Detrás de una gran parte de las inversiones angoleñas hay una mujer cuyo apellido es más conocido que su rostro. Todo el mundo sabe que Isabel dos Santos, de 37 años, formada en ingeniería en Londres, es la primogénita del presidente José Eduardo dos Santos, en el poder desde 1979, pero pocos podrían identificarla en una fotografía. La discreción es norma de conducta de esta prominente empresaria, cuyos tentáculos llegan a los más diversos ámbitos y países. Isabel dos Santos es cliente, por ejemplo, del satélite Eutelsat, que ha permitido la puesta en marcha del primer canal de televisión de pago en Angola, que la hija del presidente tiene en sociedad con Zon.

Sus inversiones están presentes en sectores tan diversos como las telecomunicaciones, la banca, la industria y la energía. Junto a la petrolera estatal Sonangol, es la mayor inversora en Portugal. La consultora AT Kearney valoró los activos de ambos en el 3% del PSI 20, el índice de la Bolsa portuguesa, equivalente a 1.813 millones de euros. La empresaria forma parte de la reducida élite, vinculada al partido en el poder, que domina el sector privado angoleño, según la OCDE.

Reacia a conceder entrevistas, una de las pocas declaraciones que quedó reflejada en un medio de comunicación es del año 2007. Isabel dos Santos se querelló por difamación contra la revista Sábado por un reportaje que relataba su ascenso en el mundo de los negocios y describía su boda "fastuosa" y su vida "bohemia". Para reivindicar su independencia, la hija del presidente escribió: "No represento a ningún interés y no represento a nadie, sino a mí misma. Hace más de 10 años elegí una carrera distinta e independiente de mi familia". -

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