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Reportaje:

Coches en pie de guerra

Anfac desentierra el hacha y amenaza con la retirada de inversiones

En un encuentro celebrado el pasado martes en un hotel madrileño y al que asistieron responsables de las cuatro principales asociaciones del sector automovilístico se renovaban los votos de buena voluntad, entendimiento y mayor "vertebración sectorial". Dos días después, la patronal de los fabricantes, Anfac, desenterraba el hacha de guerra tras sentirse herida y traicionada por los partidos políticos de la oposición, fundamentalmente PP y CiU, a los que acusaba de "traidores".

Hasta cuatro veces les habrían mentido durante los 14 días de tramitación en el Senado de la enmienda 234 a la Ley de Economía Sostenible por la que se cambian notablemente las reglas de juego entre fabricantes y concesionarios.

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Anteriormente se había intentado una enmienda transaccional mucho más equilibrada, pero que no completó su desarrollo. Y mucho antes también, Anfac rechazó la propuesta de código ético planteada por el entonces director general de Comercio, Ángel Allué, que había sido aceptada por los representantes de los concesionarios.

La historia no es nueva. Son más de 15 años los que lleva la patronal de los concesionarios, Faconauto, tratando de suavizar las condiciones de unos contratos que consideran leoninos por parte de los fabricantes. El presidente de la asociación, Antonio Romero-Haupold, afirma tener "sangre en los nudillos" de llamar a la puerta de Anfac durante los últimos seis años sin haber obtenido ninguna respuesta.

Pero si el resultado de la votación en el Senado, con el único voto en contra del PSOE, cogió por sorpresa a los fabricantes, no menos sorprendidos se muestran ahora los concesionarios con la reacción de los responsables de las marcas automovilísticas.

El presidente de Anfac, Francisco García Sanz, rodeado de su plana mayor, quiso escenificar el miércoles, ante los medios de comunicación, el grado mayúsculo de su enfado con amenazas claras de retirada de inversiones industriales en sus plantas instaladas en España. Con alusión específica a la viabilidad del próximo Salón del Automóvil de Barcelona.

"Indignación, chapuza, inconsciencia, distorsión, intromisión, intereses electorales..." son algunas de las perlas lanzadas con dureza por el presidente de Anfac, intercaladas con las consecuencias que pudieran derivarse sobre los miles de empleos del sector.

El mismo argumento, solo que en sentido contrario, es el que utilizó unas horas más tarde Faconauto para agradecer, en nombre de las más de 150.000 familias de las pymes del sector, el apoyo de los diputados de todos los partidos al nuevo marco que acaba con "la anterior situación jurídica de indefensión de los concesionarios en sus relaciones mercantiles con los proveedores", ya que estos podían "modificar unilateralmente los contratos de distribución y resolverlos sin compensación alguna por la clientela, las inversiones no amortizadas y los despidos de los trabajadores, debiendo quedarse además con los vehículos y recambios adquiridos".

Por su parte, Anfac insiste en que esta materia ya está regulada por un reglamento europeo que se aplica en España y recuerda las intenciones del Ministerio de Industria de poner en marcha un proyecto de ley de contratos de distribución durante la presente legislatura.

El propio ministerio ha convocado con carácter urgente a las comunidades autónomas con plantas de automoción, Anfac y los interlocutores sociales para analizar la situación planteada con la normativa que entrará en vigor durante los próximos días, en el momento de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, y a la espera de posibles interferencias como la que ya se apunta desde la patronal de los importadores, Aniacam, que se ha dirigido a los Ministerios de Industria, Justicia y Trabajo y al grupo parlamentario socialista a fin de estudiar las posibilidades de impugnación de las disposiciones introducidas ante el Tribunal Constitucional, al margen de otras vías de reclamación ante las autoridades comunitarias.

La guerra está servida y no vienen mal las llamadas a la calma como la realizada por Juan Antonio Sánchez, presidente de la Asociación de Vendedores, Ganvam, partidario de buscar una solución negociada y de consenso que se aplique con criterios de "sensatez, cordura y sosiego".

Todo parece indicar que esa será la vía a seguir durante las próximas semanas de negociaciones en las que, a la espera de un nuevo marco estable, todos tendrán que suavizar algo sus posiciones actuales en una industria que atraviesa uno de sus peores momentos.

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