_
_
_
_
_

Jan Fabre busca nuevos héroes en su obra 'Prometeo-paisaje II'

El montaje del creador belga se estrena en Sevilla

Margot Molina

"Jódete, Sigmund Freud". Así es como da la bienvenida a los espectadores uno de los 10 personajes de Prometeo-paisaje II, la última propuesta escénica del polifacético artista belga Jan Fabre, cuyo estreno en España se producirá esta noche en el Teatro Central de Sevilla. Queda claro que el artista plástico, director escénico, escenógrafo, coreógrafo y escritor, entre otros oficios, no quiere que se le relacione con el psicoanálisis.

"Prometeo es un héroe, robó el fuego de los dioses para dárselo a los humanos. El fuego es la pasión, el deseo, la energía, la creatividad; pero estamos en un mundo en el que no se puede hacer fuego en ningún sitio, en el que no cabe la pasión", reflexionaba ayer en Sevilla Fabre (Amberes, 1958).

El espectáculo de la compañía belga Troubleyn, que también estará en cartel mañana, es una revisión del mito de Prometeo -que Fabre ya trató en otro montaje de 1988- en una versión del escritor Jeroen Olieslagers a partir del texto de Esquilo y al que se suma también otro texto, de unos 15 minutos, del propio Fabre titulado Necesitamos héroes ahora.

"El título lo tomé de una pancarta que vi en una manifestación después del 11-S. Vivimos en una sociedad llena de víctimas. En mi país llevamos 300 días sin Gobierno y los políticos se hacen las víctimas; por eso es importante creer que las personas también pueden ser héroes, que tienen las cualidades para serlo. La obra les dice a los espectadores que pueden elegir entre ser víctimas o héroes", aseguró Fabre, para quien el arte debe estar al servicio de la ética.

El fuego es una constante en el trabajo de este eterno enfant terrible bendecido en los principales foros internacionales del arte contemporáneo, ya que dar fuego supone para él un acto de rebeldía creativa: "Es un símbolo al que siempre vuelvo. Hace unos 10 años hice una escultura, El hombre que da fuego, un autorretrato en el que sostengo un mechero encendido y el público puede usarlo. Es una forma de compartir mis conocimientos, los que me dieron mis maestros, y de transmitirlos", recuerda.

Para Fabre, la belleza siempre busca un trasfondo ético, quedarse en la superficie no es lo suyo, como demuestra con su crítica a las "salvajadas" que sus paisanos hicieron en el Congo. Lo hizo en el mismísimo Palacio Real de Bruselas, cuando la reina Paola le encargó una obra permanente en 2002 y él convirtió el hall en Heaven of delight. "La obra tuvo mucho éxito, pero en el sentido equivocado. La gente estaba tan emocionada con la belleza del trabajo que no captó su sentido", explica.

Escena de <i>Prometeo-paisaje II</i>, obra de Jan Fabre.
Escena de Prometeo-paisaje II, obra de Jan Fabre.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_