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El adiós de Mata y "la clòtxina més gran del món"

"Usted no se ha despedido y no sé si su partido ha hecho bien o mal", comentó ayer por la tarde el diputado popular José Marí Olano, antes de agradecer a su adversario socialista su tarea y emplazarlo a seguir debatiendo en los tribunales de justicia, dado que ambos son abogados. Manuel Mata, que había hecho uso de su elocuencia para reclamar al PP que no se ampare en "lo valenciano" para ignorar a "los valencianos y valencianas", agradeció sus palabras y comentó que no se había despedido, como otros colegas, debido a que no se va por voluntad propia. "No me voy porque haya querido sino porque me echan", señaló. La frase de Mata, uno de los 28 diputados socialistas que no repetirán en un grupo de 38 componentes, levantó todo tipo de comentarios alimentados por la bancada del PP. El incidente catalizó lo que fue una constante en el último pleno ordinario de la legislatura: el adiós de parlamentarios descartados por el líder socialista, Jorge Alarte, en su profunda renovación de candidaturas.

Pendientes de que se celebre o no tras la semana de Fallas un "pleno escoba" que dé salida a proyectos tan polémicos como las leyes de custodia compartida o de movilidad, las Cortes Valencianas aprobaron entre el miércoles y ayer cuatro leyes (estatuto de los consumidores, comercio, deporte y bibliotecas), además de la reforma del Estatut.

Tras un áspero debate a cuenta de la enésima reclamación de inversiones al Gobierno impulsada por el PP, en el que el socialista Francesc Signes acusó al Consell de falso valencianismo y el popular Ricardo Costa insistió en los planteamientos victimistas, una proposición no de ley de Compromís permitió a Mònica Oltra levantar carcajadas en el hemiciclo. Proponía Oltra la gratuidad de entradas para los valencianos a los edificios del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias cuando describió el Ágora inacabada de Calatrava como "la clòtxina més gran del món". "Nos ha costado más de 90 millones y no sabemos qué hacer con ella", prosiguió, en una intervención burlona sobre los usos que podrían darse al edificio. "Nos ha cambiado usted el humor entre tantas despedidas", reconoció la popular Alicia de Miguel antes de arremeter contra su propuesta.

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