_
_
_
_
_
Reportaje:

"Visita no institucional" a la PO-221

La Xunta no invitó a alcaldes socialistas y sí a candidatos del PP en el recorrido del 'superdelegado' en Pontevedra por unas obras porque fue un acto "no oficial"

La historia sucedió como sigue: el superdelegado de la Xunta en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís, acudió a visitar las obras de la carretera provincial PO-221 que transcurre por los municipios de Caldas y Moraña pero en lugar de invitar a los alcaldes socialistas de estas dos localidades se hizo acompañar por los candidatos del PP y el presidente de la Diputación y del partido en Pontevedra, Rafael Louzán. Al acto se convocó a la prensa, y la propia Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas colgó las fotografías en la página web de la Xunta.

El PSOE elevó ayer sus quejas ante el Parlamento, donde acusó al Gobierno gallego de "sectarismo y de falta de vergüenza y del más mínimo respeto institucional". En la comisión segunda, de ordenación territorial, la diputada socialista Carmen Cajide exigió una rectificación a la Xunta y preguntó en calidad de qué habían acudido a ese acto los cabezas de cartel del PP en las municipales y el presidente de la institución provincial. Hasta ahí lo normal: un partido que denuncia el mal uso de una Administración al servicio de las siglas que la gobiernan. Como ha hecho el propio PP en múltiples ocasiones, cada vez que un ministro pisa Galicia sin avisar a la Xunta para vender algún logro junto a sus compañeros socialistas.

Lo novedoso ayer en el Parlamento fue la explicación del secretario general de Relacións Institucionais, Roberto Castro. El alto cargo de la Consellería de Presidencia admitió los hechos uno tras otro. Pero rechazó cualquier utilización inadecuada de las instituciones porque el recorrido por las obras "no fue una visita institucional".

Castro alegó que el delegado territorial de la Xunta en la provincia de Pontevedra, Cores Tourís, acudió a la zona a petición de un grupo de vecinos que no estaba de acuerdo en cómo el bipartito había planteado esa infraestructura. Por eso junto a él aparecieron también los candidatos del Partido Popular. Y sí se pasó por Caldas ese día el presidente del PP y de la Diputación pontevedresa, Rafael Louzán, fue porque horas antes había participado en otro acto junto al alcalde de la localidad, el socialista Juan Manuel Rey, y porque las leyes, lo dijo sin inmutarse Roberto Castro, amparan "la libre circulación de personas". "La invitación es de los vecinos, de la sociedad civil por eso no es ninguna visita institucional", alegó en la Cámara el alto cargo de Presidencia.

Sentadas esas bases, la conclusión del director general de Relacións Institucionais estaba cantada: "La visita no era oficial" por tanto "la Xunta no considera que el delegado territorial use de forma partidaria las instituciones". "Y si los vecinos recurren al PP y al presidente de la Diputación y no al alcalde para solucionar sus problemas por algo será", añadió.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_