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Catástrofe en el Pacífico

El riesgo de fuga nuclear obliga a evacuar a miles de personas

El Gobierno de Tokio declara el estado de emergencia atómica y cierra 11 de las 54 centrales

El fantasma de Chernóbil se paseó ayer una vez más por el mundo. La gran central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi, situada a 240 kilómetros al norte de Tokio, vivió una situación de emergencia al fallar los sistemas de refrigeración de uno de los seis reactores con los que cuenta la instalación. El Gobierno nipón, que durante horas había lanzado mensajes de tranquilidad, reconoció finalmente que podría haberse producido una "pequeña" fuga radiactiva.

El gran terremoto y posterior tsunami provocó el apagón automático de 11 de las 54 centrales niponas, obligó al Gobierno japonés a decretar el estado de emergencia nuclear y forzó la evacuación de los residentes en un radio de tres kilómetros alrededor de la instalación, unas 6.000 personas, según los datos de las agencias Kiodo y France Presse.

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La compañía propietaria de la planta, Tokyo Electric Power Company, confirmó que la presión en uno de los dos reactores con problemas de la planta había crecido a niveles preocupantes.

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Tanto la declaración de emergencia nuclear del Gobierno, como las evacuaciones, se produjeron en paralelo a continuas llamadas a la tranquilidad por parte de las autoridades y reiteradas declaraciones sobre la ausencia de fugas radiactivas.

La prefectura de Fukushima, según la agencia Kiodo, explicó que los niveles de agua en el reactor no estaban en valores críticos. Y el director del grupo de energía nuclear del Instituto de Economía y Energía de Japón, Tomoko Murakami, subrayó que "no existe ningún riesgo inminente de radiación en la planta nuclear".

Pero la declaración, según la recogió la agencia Reuters, tenía algún detalle preocupante. "Incluso si las barras de combustible [nuclear] están expuestas, eso no significa que comiencen a derretirse inmediatamente", explicó. "Incluso si los rodillos de combustible se derriten y la presión dentro del reactor aumenta, la radiación no se filtraría mientras el reactor siga funcionando bien", añadió Murakami.

Pero si había alguna duda sobre que algo grave estaba pasando, un anuncio de la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, despejó las dudas. Clinton explicó que la Fuerza Aérea estadounidense con base en Japón había transportado material refrigerante a la central dañada. El propósito del envío era estabilizar la temperatura del combustible en el reactor en riesgo y evitar la peor de las situaciones: el calentamiento incontrolado del núcleo, su posible fusión y la liberación de partículas radiactivas al entorno. Posteriormente, las Fuerzas Armadas estadounidenses aclararon haber recibido de las autoridades japonesas una petición de ayuda con el refrigerante, pero que finalmente la entrega no se realizó, ya que el Gobierno local pudo proveer con medios propios, informa Reuters.

El refrigerante es crucial en el funcionamiento del reactor. La mayor parte de la energía desprendida en una central nuclear es en forma de calor. Para poder emplearlo, por el centro del reactor debe pasar un refrigerante, que generalmente transmite el calor a una caldera o generador. El refrigerante, según explica Foro Nuclear, la asociación de empresas con intereses nucleares en España, debe ser anticorrosivo, tener una gran capacidad calorífica y no debe absorber los neutrones.

Los refrigerantes más usuales son gases, como el anhídrido carbónico y el helio, y líquidos como el agua ligera y el agua pesada. Incluso hay algunos compuestos orgánicos y metales líquidos como el sodio que también pueden emplearse para este fin.

Los problemas en las centrales japonesas recrudecieron el debate sobre la seguridad de las instalaciones nucleares (existen 436 reactores en funcionamiento en el mundo). Ecologistas en Acción, entre otras organizaciones, alertó de la "vulnerabilidad" de las centrales nucleares, incluso de las más modernas, ante los terremotos u otros fenómenos de la naturaleza. En opinión de la organización ecologista, este tipo de catástrofes debe hacer reflexionar a la comunidad internacional sobre el uso de centrales nucleares para generar energía.

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