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Reportaje:

Objetivo: enfriar el yen

La intervención concertada del G-7 frena la apreciación de la divisa japonesa

David Fernández

El pasado jueves, mientras los helicópteros lanzaban agua para enfriar los reactores de la central nuclear de Fukushima, los bancos centrales más importantes del mundo ultimaban los detalles de una acción conjunta para rebajar la temperatura de otro tipo de calentón: el del yen.

La concatenación de desgracias que sufrió Japón durante los últimos 10 días (terremoto, tsunami y amenaza nuclear) tuvo dos efectos financieros inmediatos: fuerte caída de la Bolsa de Tokio y fulminante apreciación de la moneda nipona. El yen, que llevaba meses recuperando terreno frente al dólar, aceleró esta tendencia tras el desastre natural, alcanzando el tipo de cambio más alto con el billete verde desde la II Guerra Mundial. Los daños materiales causados por el terremoto y el sobreesfuerzo que tendrá que hacer el Gobierno con el gasto público tendrán un claro impacto (aún por determinar) en el crecimiento de la economía japonesa. Si ha esto se le añade una divisa desbocada en un país eminentemente exportador, la losa será mucho más pesada.

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Conscientes de este peligro, que trasladaría más tensión a los mercados financieros en un momento en el que la recuperación económica mundial aún es frágil, los ministros de Economía y los responsables de los bancos centrales de los países del G-7 (compuesto por Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos) decidieron el pasado viernes llevar a cabo una intervención monetaria concertada (venta masiva de yenes en el mercado) para frenar la apreciación de la moneda japonesa frente al dólar. La última vez que el G-7 anunció una acción conjunta fue hace más de una década. Entonces, en 2000, actuaron para evitar el desplome del euro, que acababa de ser lanzado al mercado monetario.

La maniobra del G-7 resultó ser un bálsamo para el mercado de divisas. En la sesión del viernes, el yen experimentó la mayor caída frente al dólar desde 2008. Aun así, la moneda japonesa se encuentra todavía un 2% por encima del tipo de cambio que tenía frente al dólar en la jornada previa al terremoto.

Antes de verse respaldado por las otras potencias económicas, Tokio ya había estado actuando por su cuenta en el mercado de divisas. El Gobierno japonés ha visto la mano de los grandes fondos especulativos detrás de la subida del yen. La interpretación que ha hecho el mercado tras el desastre natural es que Japón podría verse forzado a repatriar parte de sus ahorros en activos denominados en otras divisas, principalmente en deuda estadounidense, para financiar el gasto que deberá afrontar en la reparación de los daños. La práctica del carry trade (pedir prestado en Japón por sus bajos tipos de interés para comprar activos en otros mercados) también podría haber retroalimentado la fortaleza del yen, ya que, al apreciarse este, muchos operadores habrían deshecho posiciones para limitar pérdidas.

La intervención concertada en el mercado de divisas también sirvió de colchón para la Bolsa japonesa. En su última sesión de la semana, el índice Nikkei subió un 2,72%. A pesar de este rebote, el balance para la renta variable japonesa desde que la tierra tembló arroja unas pérdidas del 11,7%. Los valores más castigados en el mercado de Tokio durante la semana fueron

Tokyo Electric Power, Toshiba y Japan Steel.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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