_
_
_
_
_
JUICIO POR EL CRIMEN DEL 12 DE OCTUBRE

Cinco disparos mortales

La autopsia a Leónidas Vargas concluye que su asesino efectuó los tiros a quemarropa y en cuestión de segundos

F. Javier Barroso

El asesino que acabó con la vida del narcotraficante colombiano Leónidas Vargas Vargas el 8 de enero de 2009, en la habitación 543 del hospital 12 de Octubre, le descerrajó cinco tiros del calibre 9 milímetros corto a quemarropa. Así lo destaca el informe de autopsia redactado por los forenses Julio Amigo y Carmen Pulido que examinaron el cadáver. Ambos peritos concluyen que cuatro de los cinco disparos eran mortales por sí solos, según recoge el documento.

Los forenses revisaron incluso las sábanas en las que murió el narco para ver si había vestigios del crimen. Y los hallaron. Había una bala en la zona en la que reposaba la cabeza y un casquillo que cayó al suelo al mover las ropas. En el examen externo del cadáver, los médicos encontraron un proyectil en la parte subcutánea de la axila derecha. Al igual que las otras pruebas fueron entregadas a los agentes de la Policía Científica.

El cadáver de Leónidas Vargas presentaba cinco orificios de entrada. Uno de los proyectiles le entró por la parte izquierda del mentón. "Este orificio tiene una zona de quemadura en la parte inferior que denota que el disparo ha sido efectuado a quemarropa, casi a cañón tocante", destaca el informe de autopsia. También tenía dos boquetes de entrada en el lado izquierdo del cuello. Uno de ellos estaba justo por debajo de la parte media de la mandíbula y el otro a un centímetro por debajo del primero.

Dos tiros le entraron por el brazo izquierdo. Uno de ellos entró en el tórax, lesionó el pulmón izquierdo, atravesó el corazón y se alojó en el hemitórax derecho tras dañar este pulmón. El último disparo entró por el hemitórax izquierdo con trayectoria de izquierda a derecha y de delante atrás. También lesionó el pulmón derecho. Esta bala es la que fue hallada en la axila derecha.

Los médicos también comprobaron que Vargas sufría una cirrosis hepática avanzada, que fue la causa que le llevó a tener que ser ingresado en el hospital donde fue asesinado por un presunto sicario.

Los forenses concluyen que la muerte se produce "por una hemorragia aguda masiva e irreversible, causa por el conjunto de las heridas por arma de fuego encontradas". Cuatro de los disparos habrían causado la muerte por sí solos, "dada la importancia de las estructuras vasculares dañadas en cada uno de ellos".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Teniendo en cuenta la rapidez con que se han efectuado, los disparos permiten deducir que se han producido a una distancia parecida. La rapidez se deduce porque siendo todos ellos mortales, tienen signos de vitalidad con gran hemorragia en todos ellos", concluye la autopsia.

El narcotraficante Leónidas Vargas.
El narcotraficante Leónidas Vargas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_