Abandono escolar
Me preocupa, como docente, el problema del abandono escolar del que tratan en la sección Sociedad/Educación el 21 de marzo. Efectivamente, la escuela está obligada a compensar las desigualdades sociales y el espejismo de un contexto económico que, hasta hace poco, invitaba a abandonarla antes de tiempo. Pero la cruda realidad es que no lo cumple. Los estudios realizados al respecto concluyen que las medidas contra el fracaso escolar en primaria y en el primer ciclo de la ESO son insuficientes o ineficaces, y que la repetición de curso es inútil. Seguramente es así, pero nadie parece reparar en la cantidad de cambios que conlleva el paso de primaria a secundaria, cambios que desubican, desconciertan y arrastran a muchos adolescentes -no siempre con antecedentes problemáticos- a ese fracaso.
Los institutos se han convertido en centros "multiusos" que deben gestionar prácticamente todos los tipos de enseñanzas desde primaria hasta la Universidad, con alumnos de edades e intereses muy dispares y profesores desbordados que lo mismo deben enseñar los rudimentos de su especialidad, atendiendo a la vez a alumnos con problemas de aprendizaje o de comportamiento -tarea para la que la mayoría no tiene ni vocación ni formación-, que preparar a alumnos preuniversitarios. Hay que reorganizar los centros ya existentes imponiendo cambios más paulatinos, separando las distintas enseñanzas -ESO, PCPI, ciclos formativos de FP y bachillerato- y dotándolos de los recursos y de los profesionales adecuados para cada una de ellas, como hacen otros países con índices mínimos de fracaso y abandono escolar.