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El confesionario de Bono

El presidente del Congreso, José Bono, lleva semanas dejándose ver con los implicados, en la medida que sea, en el futuro de Zapatero y en la posible sucesión. No hay información oficial que acredite que en esas reuniones se habla del asunto, pero Bono hace alarde y se encarga de que sus conversaciones no sean discretas y, además, utiliza frases públicas que juguetean con la idea de que él está teniendo un papel activo en el proceso.

Ayer pasó por su despacho, convertido en una especie de confesionario, el número dos del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco. "Hemos dedicado un párrafo al comité federal, a la problemática de las elecciones autonómicas y municipales y a las elecciones generales", dijo Bono después de una hora de reunión. Blanco no quiso decir nada.

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Hace días fue Alfredo Pérez Rubalcaba quien pasó por el despacho y hace pocas semanas lo hizo de forma visible el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. "Hemos hablado de lo que ustedes imaginan", aseguró entonces Bono, manteniendo esa ambigüedad sobre su supuesto papel de albacea, guardián de los secretos o confidente de la sucesión.

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