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Portugal salva la subasta de deuda pero la presión no cesa

El relativo éxito de la subasta de ayer de títulos de deuda portuguesa no alteró un ápice la implacable presión de los mercados, que situó el tipo de interés de las obligaciones a cinco años al 9,8%, un valor que se acerca de manera alarmante al 11,1% que están cobrando los inversores por los bonos irlandeses. Un dato más para alimentar las voces que anuncian como inevitable la ayuda exterior.

El día comenzó con un leve respiro, al confirmarse la rápida colocación de 1.645 millones de euros en obligaciones del Tesoro a un año, a un interés del 5,793%, inferior al 6,4% que estaban siendo negociados los títulos en el mercado secundario. La demanda superó 1,4 veces la oferta, lo que es un buen resultado en la actual coyuntura. Según varios operadores, el Tesoro portugués tenía garantizado el éxito de la subasta extraordinaria convocada a última hora, con la compra de las obligaciones por bancos domésticos para inversores de China y Brasil.

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El Tesoro portugués prevé emitir el segundo trimestre de este año entre 4.000 y 7.000 millones de euros en títulos de deuda a corto plazo, pero no se compromete con subastas de largo plazo.

Rebaja de calificación

Conforme fue avanzando el día, el balón de oxígeno se fue deshinchando, porque los tipos siguieron batiendo récords. Los bonos a 10 años llegaron al 8,524%, y las obligaciones a cuatro, cinco, seis y siete años se negociaban por encima del 9%. La puntilla la dio la agencia Fitch, tan eficaz como sus competidores a la hora de apretar las tuercas a una economía en apuros. Fitch ha rebajado en tres escalones la nota de solvencia de la deuda portuguesa, hasta BBB-, que la deja apenas a un paso de ser considerada basura.

En el frente político, el Gobierno y la oposición están enfrascados en un agrio debate, con el presidente de la República de telón de fondo, sobre quién está legitimado para pedir un eventual rescate financiero. Cavaco insinuó el miércoles que el Gobierno en funciones está capacitado para solicitar ayuda, si el interés nacional así lo demanda. Dos ministros, de Finanzas y de Asuntos Parlamentarios, dejaron claro que el Ejecutivo no quiere cargar con la responsabilidad, en víspera electoral, de solicitar un rescate financiero a la UE o al FMI. La dimisión del primer ministro, José Sócrates, ha creado un vacío político, que nadie quiere llenar, en un momento trascendental.

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