"Hemos protegido el Estado social"
Cuando un político está en trance de irse, gran parte de sus esfuerzos suelen estar dedicados a la reivindicación de su legado. Incluyendo la explicación o justificación de las medidas más contestadas. Por eso, ayer Zapatero empezó su nueva etapa política defendiendo las medidas que ha tomado para "hacer frente a la mayor crisis económica desde hace décadas".
"Había mucha gente que pensaba y deseaba que España tuviera que pedir ayuda, pero hemos tomado las medidas necesarias, muchas veces en solitario o con apoyo de partidos nacionalistas que han demostrado más interés por España que otros", aseguró para lamentar la falta de apoyo del PP en la aprobación de esas reformas. El jefe del Ejecutivo recordó desde la Ley de Dependencia a la Ley de Igualdad y la política de becas, entre otros hitos.
"Es una tarea con dificultades, por supuesto, pero el Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer pensando en el futuro de España. Nada más que eso", añadió. No eludió la referencia a medidas impopulares como la congelación de las pensiones que, según dijo, fueron necesarias para asegurar el futuro: "No ha sido fácil, pero tomé la medida sabiendo que podía explicar que en los últimos cinco años hemos aumentado la pensión mínima".
Zapatero contrastó su gestión como presidente con lo que hizo el PP con José María Aznar en La Moncloa. "Antes de 2004, con tanta bonanza económica del PP, no había ni Ley de Dependencia ni permisos de paternidad", afirmó.
"El Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer, pensando en el futuro de España, no en otra cosa", añadió para justificar las decisiones más controvertidas y los ajustes que, según explicó, tienen por objeto sentar las bases para el desarrollo económico de España.
"Hemos protegido el Estado social porque para mucha gente humilde el copago supondría un esfuerzo que no puede asumir. Nosotros no vamos a ir por ese camino", aseguró el presidente para defender su política social frente a propuestas como la del copago sanitario. Los aplausos le interrumpían constantemente y él les salía al paso: "Gracias, de verdad, pero dejadme, que tengo ganas de hablar". Y habló.
