El Barça recupera la esencia

Iniesta vuelve a la escena después de que una lesión muscular le impidiera jugar, más que nada por precaución, el partido de ida en el Bernabéu. Vuelve el héroe azulgrana en Londres, ciudad referente para el Barcelona, pues en ella ganó su primera Copa de Europa en 1992 y consiguió también el pase a la final en 2009. A la victoria en Stamford Bridge remite Iniesta como nadie porque suyo fue el agónico gol que llevó al equipo a Roma. Justamente en el último peldaño para alcanzar la cita de Wembley reaparece el manchego, jugador determinante como pocos a los ojos de Pep Guardiola.

La presencia del volante garantiza al Barça el cumplimiento del manual de estilo: posicionalmente, es tan inteligente como aplicado y, si presiona bien, ataca mejor. No solo guarda la pelota y controla el ritmo ejerciendo como escolta de Xavi, sino que también elige el pase casi con el mismo criterio y soltura que impone el jugador de Terrassa -ambos lideran la clasificación de pases bien dados- y, al tiempo, desborda como solo lo hace Messi en la plantilla. Por eso el Barça le necesita siempre, y mucho, como futbolista capaz de unir el medio del campo con la delantera y llegar al balcón del área con fluidez.

"Si te tapas por el lado de Messi, él te fulmina", sentencia Ferguson

"Hace fiu y nos saltamos una línea", le elogia Xavi, consciente de que ejerce como contrapoder de Messi en el rectángulo. Alex Ferguson, el técnico del Manchester United, resumió la situación así: "Si te tapas por el lado de Leo, Iniesta te fulmina".

Capaz de hacer callar a Cristiano Ronaldo la temporada pasada, Iniesta acumula 15 duelos contra el Madrid. Es un futbolista hecho, pese a que aún no ha cumplido los 27 años, y ha aumentado progresivamente su participación e influencia en el juego hasta hoy, cuando se le nota cuajado. Tal vez sea por su grado de madurez personal, pues acaba de formar una familia -"la niña es buenísima y me deja dormir", bromea-, ha estrenado casa y ha celebrado la salida al mercado del vino que elabora su familia en la finca del Carril de Iniesta, D. O. Puede también que todo sea más sencillo y se limite a una simple ecuación: a más partidos y menos lesiones, mayor confianza y mejor rendimiento.

Iniesta ha jugado 46 partidos este curso entre la Liga, la Champions y la Copa -solo Messi y Cristiano han intentado y conseguido más regates que él y solo Xavi ha dado más pases-. Suma ocho goles, dos tiros al palo y seis asistencias, faceta que, paradójicamente, siempre le obsesionó y que, al fin, le ha dado sitio en la historia del Mundial. Y un detalle más: ha forzado 12 tarjetas en las 67 faltas recibidas en la Liga y las 49 en la Champions. "Puede que sea mi mejor temporada", dice. "Es el fichaje del año", tercia Guardiola.

Es Iniesta tan importante por lo que aporta al Barça como por los problemas que genera en el rival. "Influye en el juego de tal manera que, cuando está un metro más cerca o más lejos del área, hablamos de dos partidos diferentes", sostiene Tito Vilanova. "Nadie filtra el pase como él", añade el segundo entrenador; "controla, amaga y deja adversarios a su espalda con una facilidad impresionante. Desencalla mucho".

Si Mourinho no cambia de planteamiento, el Madrid puede ser hoy como el Inter el año pasado. "Sabemos lo que tenemos que hacer. No valen las excusas", responde Iniesta si se le pregunta cómo se abre una defensa; "nos costó muchas veces sacar los partidos, pero hemos aprendido. Tratamos de saber qué hacemos mal para no volver a repetirlo. Esa es la grandeza de este equipo: superarse a cada partido".

Futbolista único, es igualmente admirado por su lado simbólico. Los expertos en publicidad dicen que Iniesta no genera rechazo. Será por eso que en Facebook tiene 5.380.000 seguidores, con una interacción que supera en siete puntos la de Cristiano, y su cuenta en Twitter tiene 1.030.000 seguidores, líder en España.

El Barça mira a Londres de reojo y recupera la esencia. Iniesta está de vuelta.