Controles en los sistemas de producción
El sector hortofrutícola andaluz defiende que tiene uno de los sistemas más exigentes de producción para garantizar la seguridad de los consumidores. Para el pepino, como para el resto de frutas y verduras, los productores se enfrentan a unas normas obligatorias y otras voluntarias, que también aseguran asumir. Entre las primeras destaca el control de la trazabilidad, exigida por la Comisión Europea dentro de la Política Agraria Comunitaria (PAC), y que detallada de todos los pasos que sigue el producto desde el origen hasta el destino.
Los productores también están sujetos al código de buenas prácticas agrarias, que impide, por ejemplo, el uso de aguas fecales para el riego agrícola o la utilización de productos fitosanitarios no autorizados por la normativa europea. Pero, además, muchos productores han incorporado, voluntariamente, controles de calidad en sus empresas. Las explotaciones hortícolas se enfrentan también a controles de la Administración. En 2009, último ejercicio con datos disponibles, la Consejería de Agricultura realizó 507 visitas de inspección, en las que se verificó la conformidad con las normas de 865.800 kilos de producto.
A los controles habituales se le han sumado en la última semana otras inspecciones para buscar restos de pepino infectado en las empresas andaluzas. La Consejería de Agricultura ha analizado 13 invernaderos de los se cree que pudieran proceder los lotes afectados, según explicó ayer la consejera, Clara Aguilera. En 10 de los invernaderos ya ha terminado la temporada de pepino, mientras que el fruto de los otros tres se ha inmovilizado a la espera de conocer los resultados de los análisis practicados a varias muestras.
Por su parte, la Consejería de Salud es la encargada de analizar el fruto ya recolectado y listo para la venta. En una de las empresas bajo sospecha, instalada en Almería, ya no quedaba ningún pepino de los lotes afectados, mientras que la empresa de Málaga había algunos restos que se han inmovilizado. La Junta está a la espera de los resultados de los análisis, que se practican en un laboratorio gallego.
