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Reportaje:TENIS | Un duelo de leyenda

El maestro de todos

Se cumple medio siglo de la victoria de Santana en París, primer grande para España

El crac sonó en pleno punto de partido. Cuerdas rotas en el momento decisivo. Manolo Santana a la carga y el Roland Garros de 1961 en juego. Dio igual. Supermanolo, como le llamaban los cronistas de la época, venció al italiano Nicola Pietrangeli por 4-6, 6-1, 3-6, 6-0 y 6-2 sin importarle que fuera el defensor del título y el gran favorito igual que le había dado lo mismo tener antes delante a los australianos Rod Laver y Roy Emerson, los mejores tenistas de la época. Estos días, que han visto a Rafael Nadal en la cima de Roland Garros y que preceden a su nuevo asalto al templo de Wimbledon, conquistado por el madrileño en 1966, se cumplen 50 años de aquella hazaña (si ayer no entregó el trofeo al campeón -lo hizo el estadounidense Jim Courier- fue porque ya se lo dio en 1994 a Sergi Bruguera y el protocolo de la competición impide repetir). Fue el primer torneo grande logrado por un español, el éxito de un verdadero pionero. Sin aquel triunfo, Nadal no habría pasado.

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"Recuerdo", cuenta Santana a su paso por París, "que, al terminar el último punto, intenté saltar la red, pero me dio miedo y pasé por debajo". "Al otro lado me esperaba Pietrangeli con los brazos abiertos", continúa vestido con un traje gris con coderas azules; "fue todo un gesto porque parecía que él era el ganador".

A años luz del siglo XXI, en el que los tenistas viven rodeados de agentes, Santana celebró su triunfo casi en la más absoluta soledad, en el más total de los anonimatos. Se fue a los Campos Elíseos. Le acompañó Fernando Casado, un júnior que había llegado a la final de su categoría. Comieron unos espaguetis en una trattoria cualquiera. Sin aquel plato de pasta, sin embargo, no se entendería la llegada de Sergi Bruguera, que ganó dos ediciones del torneo en los años noventa; no habría habido un comienzo que explicara los éxitos en París de Carlos Moyà, Juan Carlos Ferrero o Albert Costa, y, por supuesto, toda la legión de grandes tenistas españoles, de Emilio Sánchez Vicario a Àlex Corretja o Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, con Rafael Nadal a la cabeza, habría necesitado otro maestro.

El que más de cerca vivió aquel hito fue Andrés Gimeno, a la postre el campeón de más edad (34 años) en imponerse en Roland Garros (1972). "Yo ya era profesional", cuenta el excampeón, que por esa circunstancia no pudo competir en el torneo, reservado a los aficionados, hasta 1968; "pero me acuerdo de aquello perfectamente. Yo no creía que Manolo pudiera lograr esa gesta, y menos en 1961: para ganar tuvo que vencer a los mejores. Fue algo increíble. Algo impensable. Me alegré por lo siguiente: 'Ahora, en el resto de los países pensarán que también nosotros sabemos jugar al tenis', pensé".

Increíble. ¿Por qué? "Porque en España no sabían entonces si la pelota era redonda o cuadrada", se ríe Santana; "yo sí supe lo que había hecho. Fue algo muy especial que no olvidaré. Como cuando Bahamontes ganó el Tour. El tenis era de minorías, la gente no sabía lo que era. A París nunca vino el presidente de la federación española porque no sabía lo que significaba".

Esto dice la hemeroteca: que Santana, Toothy, dentón, lloró durante una hora tras lograr el título. Que Santana, según el periodista anglosajón, llamaba a su rival Nicky, siempre llevaba un pinchadiscos en la maleta y pedía a los amigos que le dieran un cachete si le veían hablar con una chica, de tan profesional que era.

Esto recuerda el protagonista, que como toda celebración del primero de sus cuatro grandes (dos Roland Garros, un Wimbledon y un Abierto de Estados Unidos) recibió una placa del Club de Campo: "Aquel triunfo supuso un pequeño interés en el tenis. Mi victoria en 1964 ya caló más. Luego, al ganar a Estados Unidos en Barcelona, en la Copa Davis, y como nunca les habíamos ganado en nada, vino todo seguido".

Manolo Santana saluda al público de París. A la derecha, sentado con corbata, Jim Courier, bicampeón en Roland Garros.
Manolo Santana saluda al público de París. A la derecha, sentado con corbata, Jim Courier, bicampeón en Roland Garros.JULIO MUÑOZ (EFE)

Los 26 grandes de los españoles

- Manuel Santana: dos Roland Garros, un Wimbledon y un Abierto de Estados Unidos (1961-1966).

- Andrés Gimeno: un Roland Garros (1972).

- Manuel Orantes: un Abierto de EE UU (1975).

- Arantxa Sánchez Vicario: tres Roland Garros y un Abierto de EE UU (1989-1998).

- Sergi Bruguera: dos Roland Garros (1993-1994).

- Conchita Martínez: un Wimbledon (1994).

- Carlos Moyà: un Roland Garros (1998).

- Albert Costa: un Roland Garros (2002).

- Juan Carlos Ferrero: un Roland Garros (2003).

- Rafael Nadal: un Abierto de Australia, seis Roland Garros, dos Wimbledon y un Abierto de EE UU (2005-2011).

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