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China libera al disidente Ai Weiwei

Pekín deja libre bajo fianza al reconocido artista, detenido desde hace más de dos meses - La policía aduce razones de salud y que "ha confesado sus crímenes"

La policía de Pekín ha liberado bajo fianza al artista y disidente chino Ai Weiwei, detenido el pasado 3 de abril, debido "a su buena actitud al confesar sus crímenes y a la enfermedad crónica que padece", según informó anoche la agencia oficial Xinhua. Ai padece hipertensión y diabetes. La breve nota hecha pública afirma que la decisión se ha producido porque "Ai ha dicho repetidamente que está dispuesto a pagar los impuestos evadidos".

La policía repitió las acusaciones realizadas anteriormente por la prensa oficial de que "Beijing Fake Cultural Development, una compañía controlada por Ai, evadió una gran cantidad de impuestos y destruyó de forma intencionada documentos de contabilidad". La esposa de Ai, Lu Qing, ha calificado de chiste las acusaciones contra su marido y ha afirmado que la empresa que gestiona los proyectos de Ai está a nombre de ella y es de su propiedad.

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Ai Weiwei, fotógrafo en Nueva York

El artista aseguró anoche a las puertas de su estudio que se encontraba bien de salud, pero explicó que, debido a las condiciones impuestas para su liberación, no podía decir nada más. La situación legal de varios empleados del artista que también fueron arrestados sigue sin aclararse.

La detención de Ai Weiwei ha provocado las protestas internacionales de artistas, políticos y activistas, que han asegurado que demuestra el deterioro de la situación de los derechos humanos en el país asiático.

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Estados Unidos, la Unión Europea y varios líderes occidentales habían pedido su puesta en libertad, y el momento elegido por Pekín para liberarlo no parece casual. El primer ministro chino, Wen Jiabao, visitará entre este viernes y el martes que viene Hungría -que ocupa la presidencia rotatoria de la UE-, Reino Unido y Alemania. Estos dos últimos países están entre los que más han presionado a China en el caso de Ai Weiwei y, con la reaparición del artista, Wen Jiabao rebaja las potenciales críticas de sus interlocutores europeos y desactiva, en buena medida, las posibles informaciones de la prensa de estos países durante el viaje. El artista chino ha expuesto este año en la Sala de Turbinas de la galería Tate Modern de Londres, uno de los templos del arte en Europa.

Ai Weiwei, de 54 años, fue detenido en medio de una de las mayores campañas de represión contra la disidencia llevadas a cabo por Pekín desde las manifestaciones de la plaza de Tiananmen (1989). Pocos días después, las autoridades dijeron que estaba acusado de delitos económicos. Familiares y amigos del artista aseguran que fue detenido por sus continuas críticas al Gobierno. Desde el pasado febrero, centenares de activistas, abogados e intelectuales han sido interrogados, sometidos a vigilancia domiciliaria o encarcelados, acusados de incitar a la subversión del Estado ante el temor de las autoridades a un contagio de las revoluciones ocurridas en el mundo árabe.

Ai es uno de los artistas chinos de mayor renombre internacional. Contribuyó a diseñar el estadio olímpico de Pekín, conocido como el Nido, aunque posteriormente rechazó cualquier relación con el edificio y con los Juegos Olímpicos porque, según dijo, el Gobierno había convertido el estadio en un elemento de propaganda del Partido Comunista Chino.

La noticia de la liberación de Ai Weiwei se extendió como la pólvora en los microblogs chinos, donde las reacciones oscilaban entre la alegría y la incredulidad. "¿Y si la noticia desaparece mañana? Ha ocurrido anteriormente. Quiero ver a la persona en vivo", decía una internauta. "¿Por qué siempre dan estas noticias por la noche?", se preguntaba otro. "Estar fuera no es igual a ser libre. Es salir de una jaula y entrar en otra", señalaba un tercero. Lo que muchos se preguntan ahora es en qué condiciones ha sido puesto en libertad, y si podrá mantener la actitud crítica contra el Gobierno y en defensa de la democracia que ha tenido en los últimos años.

Ai Weiwei, en su estudio de Pekín después de ser liberado.
Ai Weiwei, en su estudio de Pekín después de ser liberado.DAVID GRAY (REUTERS)

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