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Ola de cambio en el mundo árabe

El turismo se hunde en Túnez tras la Revolución del Jazmín

El PIB cae, sube el paro y se frena la inversión extranjera

El ministro de Turismo tunecino, Mehdi Houas, que a principios de mes visitó Madrid, trajo una invitación para que el príncipe Felipe y su esposa, Letizia, viajasen cuanto antes a Túnez. Su objetivo era que se hiciesen unas fotografías ante algunos de los lugares más turísticos del país.

Esa visita principesca sería "muy importante", explicó Houas, porque puede transmitir una imagen de normalidad en Túnez y modificar el enfoque que la comunidad internacional tiene del país. El Gobierno español aún no ha contestado a esa petición.

Hacer la Revolución del Jazmín, como se bautizó la revuelta popular tunecina, tiene un precio, pese a que Túnez sigue siendo un país seguro en el que no ha muerto ni un turista y ningún hotel ha sido atacado.

El sector turístico supone un 7% del PIB y ofrece unos 700.000 empleos
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Aun así, el número de turistas caerá este año a la mitad del registrado en 2010, cuando hubo unos siete millones. "Es algo tremendo", según Houad, porque el sector representa el 7% del producto interior bruto (PIB) y proporciona cerca de 400.000 empleos directos y otros 300.000 indirectos. Uno de cada cinco tunecinos vive de este sector económico.

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España, donde las agencias de viajes prevén un incremento del 8% de la llegada de turistas este año, es el principal beneficiario de la mala imagen de Túnez y Egipto, que también perjudica algo a Marruecos.

El turismo es el sector más tocado por la crisis en Túnez, pero no el único. La vecindad con Libia, sumida desde hace cuatro meses en una guerra civil, es el segundo gran estorbo económico que padece el país.

Libia es el segundo socio de Túnez -el primero es Francia-, al que exporta fosfatos, cemento y productos textiles. Hasta abril, último mes del que hay estadísticas disponibles, el comercio con el vecino había caído un 33%, y desde entonces ha disminuido más.

A ese mal dato se añade el regreso forzoso de 120.000 emigrantes tunecinos de Libia, que ya no enviarán remesas a sus familiares; la desaparición del turismo médico libio en Túnez -un fenómeno que llenaba de pacientes las clínicas privadas- y el desembarco de 80.000 refugiados libios.

Estas turbulencias y las dudas que conlleva todo proceso de transición -las primeras elecciones democráticas se celebrarán en octubre- han provocado, hasta abril, una caída de la inversión extranjera del 24,5%.

Todos estos factores explican que el PIB tunecino, que creció a un ritmo del 5% durante buena parte de la dictadura de Ben Ali, haya retrocedido hasta abril un 7,8%. El año no se cerrará, sin embargo, con un porcentaje tan negativo.

Solo sube el paro. El año pasado ya afectaba al 23% de los licenciados universitarios. A los 520.000 desempleados registrados en 2010 -la población activa es de 3,7 millones- se han añadido otros 200.000, a los que se sumarán, en julio, 80.000 estudiantes con la carrera recién acabada. Una población en apuros puede estar tentada de votar masivamente a los islamistas en octubre.

Para mitigar ese auge, el Gobierno va a contratar a 60.000 funcionarios más. Pero su principal esfuerzo presupuestario lo va a hacer en el centro del país -en provincias como Kaserine, Sidi Bouzid o Kef- donde arrancó la revolución. Ben Ali solo le dedicaba el 20% del presupuesto de infraestructuras. "En 2010 recibirá nada menos que el 80%", asegura satisfecho el ministro de Planificación, Abdelhamid Triki. El déficit presupuestario alcanzará el 5%.

"De aquí a dos o, como mucho, cuatro años, el potencial de Túnez es extraordinario", vaticinaba recientemente en Lisboa Jacob Kolster, director para África del Norte del Banco Africano de Desarrollo. Hasta entonces, Túnez necesita ayuda internacional. La cumbre del G-8 de mayo se mostró dispuesta a otorgarle, junto con Egipto, 28.200 millones de euros de aquí a 2013. Una reunión de los ministros de Hacienda y Exteriores del G-8 determinará con precisión, el 12 de julio, qué proyectos va a financiar.

Triki presentó además ayer la candidatura de Túnez al Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. Cuando sea miembro podrá beneficiarse de sus créditos baratos.

Manifestantes tunecinos en Sidi Bouzid, el pasado diciembre.
Manifestantes tunecinos en Sidi Bouzid, el pasado diciembre.F. B. (AFP)

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