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Reportaje:

Obra de arte: por favor, doblar

Panayiotou pliega las telas de sus piezas tras crearlas - El público solo puede verlas mientras son pintadas

Quién más, quién menos, los artistas crean con un público en mente. También el chipriota Christodoulos Panayiotou (Limassol, 1978). La diferencia es que su relación con el público no es la habitual. No quiere que su obra sea admirada. Al menos no en la acepción corriente del término. El trabajo de Panayiotou, un encargo de la Fundación ArtAids del coleccionista holandés Han Nefkens para la exposición You are not alone, que se inaugurará el 30 de junio en la Fundación Miró, consiste en pintar un gran decorado teatral y luego, una vez que se ha secado, doblarlo y exhibirlo de esta forma. Los afortunados que tuvieron la posibilidad de contemplar la obra durante su realización serán los únicos que la habrán visto, porque una vez doblada la tela no se desplegará nunca más. Ni siquiera el posible comprador de la pieza tendrá el derecho de contemplarlo. "Es una condición que pongo, porque mi reflexión atañe la poética de la ausencia y la voluntad de relativizar el objeto, otorgándole el poder de crear un nuevo discurso", explica el autor.

Panayiotou, que procede del mundo de las artes escénicas y ha sido bailarín y coreógrafo antes que artista visual, no solo no deja ver su obra, sino que tampoco la pinta por sí mismo. Para Barcelona ha contratado a los mejores pintores de escenarios: los mellizos Castells, 64 años de edad, casi 40 de ellos subidos a un andamio realizando decorados. "Yo estoy presente todo el tiempo, les indico lo que quiero y ellos hacen sus aportaciones... Es un proceso que involucra a todos", afirma el artista, que aún no ha decidido cómo expondrá la obra en la Miró.

"No tengo un sistema, no quiero ser dogmático. Realicé un tríptico con telones encontrados, los junté, los rebauticé para construir una nueva narrativa y los expuse en el Museo de Filadelfia, doblados con la foto del interior al lado. También realicé un gran telón para la Ópera de Bayreuth y lo presenté con un póster con la palabra Fin. Esta vez quiero ser más radical: es posible que tan sólo muestre la tela doblada", anuncia. En ella se oculta la visión idílica de un cielo azul con nubes algodonosas y ningún atisbo de tormenta. "Puede que tras mi encuentro con la prensa, el cielo pierda algo de serenidad", indica medio en broma, tras haber luchado para no ser fotografiado ni grabado por los medios de comunicación.

Hace unos meses, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, en el marco de la muestra Paralelo Benet Rossell, se presentó la instalación Pienso con la punta del pincel, que ocupaba toda una sala con el contenido del almacén del artista. Sin embargo, las pinturas no estaban colgadas, sino que permanecían embaladas e identificadas con un número de inventario, que permitía consultar toda la información relativa en un ordenador, excepto su imagen. Al imposibilitar la visión de las piezas, Rosell, como Panayiotou, invitaba al espectador a centrarse en la idea por encima del objeto, a la vez que cuestionaba el rol de la pintura en el arte contemporáneo.

Montaje de una de las obras de gran formato de Panayiotou.
Montaje de una de las obras de gran formato de Panayiotou.CONSUELO BAUTISTA

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