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Reportaje:

Un fracaso como un tranvía

Los trenes ligeros de Vélez-Málaga y Jaén se convierten en un quebradero de cabeza para los alcaldes por el déficit de explotación que generan

Es limpio, silencioso, puntual, moderno... y enormemente deficitario. El tranvía de Vélez-Málaga, inaugurado en octubre de 2006, corre riesgo de quedar en vía muerta el 7 de julio si el Ayuntamiento no abona los cerca de dos millones de euros que debe a Travelsa, la concesionaria del servicio. Esta compañía, compuesta por la constructora Sando y el gigante del transporte por carretera Alsa, ha amenazado al consistorio veleño con suspender el servicio si no abona la deuda. Además, ya ha presentado un expediente de regulación temporal de empleo para los 23 empleados de la empresa.

El tranvía de la capital de La Axarquía, con 850.000 pasajeros anuales, está lejos de su cifra de usuarios de equilibrio, situada en 1,14 millones de viajeros. De acuerdo con el contrato entre el Ayuntamiento y Travelsa, el consistorio debe abonar la diferencia entre la tarifa que pagan los usuarios, 1,30 euros por trayecto, y la llamada tarifa técnica (o que le cuesta a la empresa cada viaje) situada actualmente en 1,68 euros. Además, por cada viajero que falta para llegar a la cifra de equilibrio, el Ayuntamiento debe abonar la tarifa técnica completa. Cada año, el tranvía genera un déficit de unos 800.000 euros.

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El de Vélez no es el único caso de fracaso comercial de un tranvía. En Jaén existen serias dudas sobre su puesta en marcha, pese a los 100 millones de euros invertidos por la Junta para tener la infraestructura terminada en tiempo récord. El nuevo alcalde jiennense, José Enrique Fernández de Moya (PP), que en campaña llegó a asegurar que "jamás" se montaría en el tranvía, al que califica de "obra faraónica", exige que la Junta financie parte de su explotación, valorada en seis millones de euros anuales.

El tranvía de Vélez fue un empeño del exalcalde Antonio Souviron (PSOE). Fuentes socialistas apuntan que tras la salida de este regidor, su sucesora, Salomé Arroyo, se desentendió del tren ligero y se cruzó de brazos mientras la deuda se disparaba. El nuevo alcalde de Vélez, Francisco Delgado Bonilla, que en 2007, en su anterior etapa como regidor, llegó a plantear el cierre de un tranvía "que nunca se debió implantar", trata ahora de evitar su paralización. "Ponerlo de nuevo en marcha otra vez tras una parada sería mucho más caro", afirma. Con una deuda municipal de 53 millones de euros, el regidor exige a la Junta que pague parte del déficit, algo a lo que, según Delgado Bonilla, se comprometió en enero de 2009 el entonces presidente autonómico, Manuel Chaves.

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Sin embargo, el Gobierno autonómico no parece muy dispuesto a rascar sus maltrechas arcas para enjugar una deuda que pertenece al Ayuntamiento. Enrique Benítez, delegado de Obras Públicas en Málaga, insiste en que "el déficit de explotación es responsabilidad municipal", y subraya que su apoyo solo será "técnico".

No obstante, Bonilla y Benítez coinciden en el "mix de soluciones", que deberán pactar con Travelsa, para hacer el servicio "si no viable, al menos lo menos gravoso posible" y garantizar el empleo. Una idea lanzada ha sido otorgar a la empresa concesionaria la explotación de publicidad en los vehículos y en las paradas. Otra consiste en instalar expendedores automáticos de billetes para que los revisores sobrantes se puedan convertir en conductores. Esto permitiría aumentar las frecuencias de viajes y captar más usuarios. También se plantea la reordenación del transporte público de la ciudad, ya que el autobús de la empresa Alsina -filial de Alsa- hace el mismo recorrido por una tarifa más reducida, lo que supone una "competencia desleal" para el tren ligero.

Sin embargo, la solución más nombrada es poner en marcha la segunda fase del tranvía. En la actualidad, el tren ligero une la entrada de Vélez con el núcleo de Torre del Mar, un recorrido de seis kilómetros. Queda por inaugurar el segundo tramo, ya ejecutado, y que discurre por el casco urbano de Vélez a lo largo de 1,2 kilómetros, lo que podría redundar en un aumento del número de viajeros. Sin embargo, existe el riesgo de que si no crece la demanda el déficit se dispare aún más, ya que con la segunda fase la tarifa técnica pasaría de 1,68 a un mínimo de 2,25 euros y un máximo de 2,94 euros.

En Jaén, la intención del nuevo equipo de gobierno es que la Junta asuma, al menos, el pago de los 30 millones para la amortización de los cinco vagones del tranvía. De forma paralela, el alcalde ha admitido que buscará socios privados para crear una sociedad mixta para repartir los gastos de esta obra. Mientras tanto, los 51 trabajadores que realizaban los cursos de formación del sistema tranviario ven su futuro incierto y dudan de que el Ayuntamiento asuma su compromiso de contratar al 60% de ellos.

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