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Reportaje:Crisis en la televisión pública

Números rojos y el consenso roto

La oposición retiró su respaldo a Oliart en solo cinco meses - Tras el 'apagón publicitario' entró en pérdidas

Rosario G. Gómez

No tenía experiencia en medios de comunicación, pero era un hombre de consenso. Alberto Oliart, exministro de Industria y Defensa con los Gobiernos de UCD a principios de los años ochenta, se convertía el 24 de noviembre de 2009 en el segundo presidente de la televisión pública designado por el Parlamento, por amplia mayoría y sin ningún voto en contra. Sustituía al dimitido Luis Fernández.

Oliart asumió el cargo con el visto bueno de Mariano Rajoy, pero el PP no tardó en lamentar su apoyo. A medida que se acercaban las convocatorias electorales, el arrepentimiento crecía y las críticas hacia su gestión arreciaban. En abril de 2010, se rompió la luna de miel con el PP, que abrió la veda contra Oliart con una machacona catarata de acusaciones: sectarismo en los informativos, falta de pluralidad, seguidismo del Gobierno. "No soy de ningún partido. Obedezco la ley", repetía Oliart.

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En los últimos meses, la oposición ha exacerbado sus críticas contra Oliart. "Usted viene aquí a pasar la tarde", le recriminó el PP el mes pasado en la que sería su última comparecencia en el Congreso. Tampoco ayer el portavoz del PP en la comisión mixta de control, Ramón Moreno Bustos, daba tregua: "Oliart se va dejando una situación peor de la que encontró tanto desde el punto de vista económico y social como de sesgo informativo".

Ferrán Bono, miembro de la misma comisión por el PSOE, lamentó que "el PP, guiado por intereses partidistas, no ha hecho más que erosionar y criticar sin fundamento a Oliart casi desde que fue nombrado".

Oliart parecía al principio sentirse cómodo en el Parlamento. Tuteaba a los diputados y senadores más jóvenes, recordaba los tiempos en los que él era ministro, evocaba sus encuentros con Tarradellas y desgranaba anécdotas sobre la Transición.

Pero la televisión era otra cosa. No entendía de ratings ni de shares. Tampoco llegó a comprender que lo fundamental de una televisión son los contenidos. Se enfrentó al Consejo de Administración por los derechos de Hollywood, por las retransmisiones de las motos y por el contrato de Mediapro y España directo. Perdía votaciones y amagaba con dimitir. Durante su gestión, los números rojos han vuelto. El año pasado, RTVE acabó con un déficit de 47 millones de euros y para este ejercicio se esperan otros 50. Estos son los hitos de su gestión

- Sede de RTVE. Dar carpetazo a la construcción de una nueva sede para RTVE fue una de las primeras decisiones de envergadura de Oliart. Había heredado este megaproyecto de su antecesor, Luis Fernández, que consistía en vender los terrenos de Prado de Rey y de Torrespaña y levantar un nuevo edificio para la radio y televisión pública estatal. Pero el desplome del mercado inmobiliario dio al traste con el sueño de Fernández.

- Modelo financiero. El Gobierno de Zapatero dio un vuelco radical al sistema de financiación de la televisión pública. Suprimió la publicidad y dejó en manos de las televisiones privadas y de los operadores de telecomunicaciones el grueso de sus ingresos. Ayer mismo, la CMT suspendió el pago de 709.821 euros que Telefónica debía realizar.

- Publicidad. Durante el mandato de Oliart, se produjo el apagón publicitario. Esta medida, reclamada intensamente por las televisiones privadas, causó un cataclismo en el sector, pero sobre todo en TVE, que perdió la que durante décadas había sido su principal fuente de financiación. La televisión pública dejaba de ingresar unos 500 millones de euros al año. A cambio, aumentaban las subvenciones públicas.

- Audiencia. Con algún altibajo, TVE ha conservado el liderazgo de la audiencia, especialmente en los informativos. Tras el apagón analógico de abril de 2010 ha consolidado los nuevos canales de TDT, aunque La 2 desempeña un papel residual.

Los 11 del consejo

- Elección. El Consejo de Administración de RTVE está compuesto por 12 miembros, elegidos por una mayoría de dos tercios por el Congreso y el Senado a propuesta de los grupos políticos y de los sindicatos más representativos. Todos ellos fueron elegidos en diciembre de 2006. Seis debían haber sido renovados hace año y medio pero no ha habido acuerdo entre PP y PSOE.

- Partidos políticos. El PP cuenta con cuatro vocales (Jesús Andreu, Andrés Martín Velasco, Rosario López Miralles y Manuel Esteve), mientras que el PSOE tiene dos (Mari Cruz Llamazares y Miguel Ángel Sacaluga). Además, hay representantes de CiU (José Manuel Silva), ERC (Francesc Bellmunt) e IU (Teresa Aranguren).

- Sindicatos. CC OO propuso a Héctor Maravall y UGT designó a Santos Miguel Ruesga.

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