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La trama engulló a nueve políticos

Por activa o por pasiva, la trama corrupta del caso Brugal ha dejado por el camino, hasta el momento, un total de nueve víctimas políticas: siete por el bando popular y dos en las filas socialistas y, en paralelo, ha dejado colgadas del trapecio las rampantes aspiraciones de otros relevantes cargos, como la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.

Los políticos de mayor calado que ha engullido la supuesta red corrupta son el líder del PP de Alicante y, a su vez presidente de la Diputación [ya por escaso días: hasta el miércoles] y junto a él, otro histórico del socialismo de Alicante y portavoz del Grupo del PSPV en la Diputación, Antonio Amorós, que dejó el cargo al trascender su imputación. En las filas socialistas, la supuesta implicación en el sumario Brugal también acarreó la dimisión del portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la capital, Roque Moreno.

La dimisión de los dos cargos socialistas contrasta con el empeño de Ripoll por conservar el cargo público. Al final, ha sido descabalgado por efecto del ariete campista en la ciudad, liderado por su rival y alcaldesa, Sonia Castedo, también acusada en el caso.

Además de Ripoll, el caso Brugal ha enterrado la carrera política de tres concejales del PP de Orihuela (Manuel Abadía, Ginés Sánchez Larrosa y Antonio Rodríguez Murcia), y otros tantos en Calp, en este caso por efecto de las guerras internas en las filas de los populares valencianos.

El efecto político de Brugal no ha concluido. La regidora de Alicante mira de reojo la evolución de la instrucción.

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