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'Primarias B' en Ezker Batua

La batalla por el control del censo de afiliados se convierte en una elección interna - El sector de Arana frente a un 'madracismo' que intenta subsistir

En Ezker Batua, a menudo, nada es lo que parece. Al margen de la confusión que genera las múltiples declaraciones de cada uno de los dos sectores, que apuntan a la inminencia de la ruptura total entre los fieles a la estrategia del excoordinador general Javier Madrazo y la corriente liderada por su sucesor, Mikel Arana, hay tres cuestiones clave que marcarán el desenlace de esta rocambolesca historia. El primero, la guerra de aparateros que librarán entre mañana y el martes, con cada sector llevando a un organismo que controla la investigación de lo ocurrido en la Negociación B en Álava -por puestos y dinero con el PNV -, donde Madrazo y su escudero, Serafín Llamas, son señalados como los principales culpables. En segundo lugar, cuánto se desmarcará EB de Álava y sus dos junteras del madracismo y sus prácticas clientelares, porque sus votos en Juntas Generales de Álava serán fundamentales con un Gobierno del PP en minoría. Y tercero, el resultado final de la batalla por el control del censo de afiliados.

El militante optará entre reafiliarse con Arana o seguir con los 'madracistas'
300 afiliados se adelantan pidiendo la dimisión del coordinador general
Las acusaciones de censos manipulados han sido recurrentes en la historia de EB
El desmarque de las Junteras en Álava de la 'mesa B', otra de las claves
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Arana empuja con sus declaraciones a los militantes a reafiliarse en su sector del partido para abrir una nueva etapa en la que los censos no estén manipulados, mientras que los madracistas pedirán su cabeza previsiblemente esta semana y multiplican los ataques contra él mientras pasan de puntillas sobre el escándalo de la negociación en Álava.

Este último proceso podría ser comparable a unas primarias B, en las que el militante de base que aún sigue teniendo fe en la organización debe elegir entre los aranistas -apoyados por el Partido Comunista, el sector crítico EPA y la dirección federal de IU- y un sector madracista a la deriva y agonizando tras revelar el PNV lo exigido en la Mesa B.

Además, el sector de Madrazo no tiene medios de financiación para sobrevivir si las junteras de Álava terminan dándole la espalda. Queda por ver si, tras el anuncio de Madrazo de dejar la militancia -esta es su tercera despedida tras salir como coordinador en 2009 y renunciar como presidente en 2010- Llamas anuncia su dimisión el martes o si intentará simular una sanción temporal para quedarse manejando los hilos en la sombra, a la espera de que la opinión pública se olvide de lo ocurrido.

Para los opositores al madracismo, la expulsión o dimisión de Llamas no es negociable. Incluso personas hasta ahora cercanas a Madrazo y su escudero creen conveniente que sea apartado de la formación.

Lo que ocurre en estos momentos en EB es comparable a una cirugía para separar a dos hermanos siameses. La operación ha vivido ya dos primeras etapas. En la primera culminada en mayo de 2010, el partido se dividió en dos de facto: cada sector desde entonces tiene sus propios órganos de dirección, -Consejo Político y Presidencia-, negando la legitimidad de los de sus adversarios. La segunda etapa fue la ruptura de la caja única en los últimos meses. Cansado de ser un coordinador general que no tiene control sobre los aspectos económicos de la formación, debido a que el sector de Madrazo siempre mantuvo a su nombre los poderes notariales de EB: Llamas se negaba a enseñar un solo papel de las cuentas a los demás, según relatan sus detractores. De esta forma, Arana optó por la vía directa tras los comicios del 22-M y cambió el número de cuenta en el que la formación recibe el dinero correspondiente a su representación como parlamentario, principal fuente de financiación del partido, que vive horas duras tras perder casi toda su re-En Ezker Batua, a menudo, nada es lo que parece. Al margen de la confusión que genera las múltiples declaraciones de cada uno de los dos sectores, que apuntan a la inminencia de la ruptura total entre los fieles a la estrategia del excoordinador general Javier Madrazo y la corriente liderada por su sucesor, Mikel Arana, hay tres cuestiones clave que marcarán el desenlace de esta rocambolesca historia. El primero, la guerra de aparateros que librarán entre mañana y el martes, con cada sector llevando a un organismo que controla la investigación de lo ocurrido en la Negociación B en Álava -por puestos y dinero con el PNV -, donde Madrazo y su escudero, Serafín Llamas, son señalados como los principales culpables. En segundo lugar, cuánto se desmarcará EB de Álava y sus dos junteras del madracismo y sus prácticas clientelares, porque sus votos en Juntas Generales de Álava serán fundamentales con un Gobierno del PP en minoría. Y tercero, el resultado final de la batalla por el control del censo de afiliados.

Arana empuja con sus declaraciones a los militantes a reafiliarse en su sector del partido para abrir una nueva etapa en la que los censos no estén manipulados, mientras que los madracistas pedirán su cabeza previsiblemente esta semana y multiplican los ataques contra él mientras pasan de puntillas sobre el escándalo de la negociación en Álava.

Este último proceso podría ser comparable a unas primarias B, en las que el militante de base que aún sigue teniendo fe en la organización debe elegir entre los aranistas -apoyados por el Partido Comunista, el sector crítico EPA y la dirección federal de IU- y un sector madracista a la deriva y agonizando tras revelar el PNV lo exigido en la Mesa B.

Además, el sector de Madrazo no tiene medios de financiación para sobrevivir si las junteras de Álava terminan dándole la espalda. Queda por ver si, tras el anuncio de Madrazo de dejar la militancia -esta es su tercera despedida tras salir como coordinador en 2009 y renunciar como presidente en 2010- Llamas anuncia su dimisión el martes o si intentará simular una sanción temporal para quedarse manejando los hilos en la sombra, a la espera de que la opinión pública se olvide de lo ocurrido.

Para los opositores al madracismo, la expulsión o dimisión de Llamas no es negociable. Incluso personas hasta ahora cercanas a Madrazo y su escudero creen conveniente que sea apartado de la formación.

Lo que ocurre en estos momentos en EB es comparable a una cirugía para separar a dos hermanos siameses. La operación ha vivido ya dos primeras etapas. En la primera culminada en mayo de 2010, el partido se dividió en dos de facto: cada sector desde entonces tiene sus propios órganos de dirección, -Consejo Político y Presidencia-, negando la legitimidad de los de sus adversarios. La segunda etapa fue la ruptura de la caja única en los últimos meses. Cansado de ser un coordinador general que no tiene control sobre los aspectos económicos de la formación, debido a que el sector de Madrazo siempre mantuvo a su nombre los poderes notariales de EB: Llamas se negaba a enseñar un solo papel de las cuentas a los demás, según relatan sus detractores. De esta forma, Arana optó por la vía directa tras los comicios del 22-M y cambió el número de cuenta en el que la formación recibe el dinero correspondiente a su representación como parlamentario, principal fuente de financiación del partido, que vive horas duras tras perder casi toda su representación institucional y está ahogado por deudas.

La tercera etapa para consumar la escisión será el proceso de reafiliación. A partir de septiembre, cada uno tendrá su propio listado de militantes con derecho a voto en una futura asamblea. "Lo de los censos en toda IU ha sido un escándalo siempre y todos los sectores en Madrid están por la labor de transparencia. No es solo una maniobra del PCE", señala una persona contraria tanto al fondo como a la forma del madracismo.

Arana ha lanzado, siguiendo la hoja de ruta aprobada por unanimidad en febrero de 2010, un proceso de reafiliación para limpiar los censos antes de una asamblea general, una cuestión fundamental en una organización en la que las acusaciones de manipulación han sido recurrentes. Por ello, el militante de EB tiene que optar entre la organización de Arana, que será el referente vasco de Izquierda Unida, controlada hoy por hoy por el Partido Comunista; o si opta por seguir en el listado de la organización controlada por lo que queda del madracismo.

El sector hasta ahora tutelado por Madrazo parece sentirse cómodos en la batalla entre aparateros, término con el que se conoce a los dirigentes curtidos en los navajazos internos buscando el mínimo resquicio en los estatutos de la organización para neutralizar al adversario. Ayer, en un primer movimiento para escenificar la ruptura, un grupo de afiliados afín a este sector, que afirmó representar a más de 300 militantes, exigió la dimisión del coordinador general para que el Consejo Político madracista estudie la cuestión el martes. Le acusan de llevar a la formación a la "ruptura", tildan el proceso de reafiliación de "estalinista" y aseguran que el proceso desembocará en que el Partido Comunista tome el control de la organización.

Arana propone que la gestión de las cuotas que tiene que pagar cada militante sea llevada por un organismo externo vinculado a Izquierda Unida en Madrid, una idea importada del sindicato CC OO que, según sus impulsores, ha funcionado razonablemente bien. Esto permitirá que cada asamblea pueda consultar el listado de afiliados. Los madracistas, por su parte, no se creen las promesas de transparencia y no quieren perder el control del censo. Dan por sentado que el Partido Comunista terminará usándolo en su contra como ellos lo hicieron durante años contra los críticos de Oskar Matute, que terminaron saliendo para fundar Alternatiba.

Esta parte de la película tendrá su desenlace en septiembre. Entonces, Ezker Batua será dos partidos distintos. Aunque puede pasar de todo en una organización tan inestable. Cabe esperar que la cuestión vuelva a los tribunales, que tendrán que dirimir quién representa a EB. Los madracistas tienen a su favor que las decisiones de la justicia hasta ahora les han dejado mantener las riendas del partido, pero el sector de Arana recuerda que el apoyo de IU será fundamental porque la Junta Electoral central falló a su favor antes del 22-M, dándole la potestad de nombrar a los candidatos de EB en los procesos electorales.

La opinión pública sigue indignada por lo ocurrido en la negociación B, en la que Llamas exigió al PNV un crédito de 600.000 euros sin aval y colocar a 39 afiliados en puestos de trabajo en entidades públicas. Si las dos junteras de Álava quieren salvar su credibilidad, tendrán que ser tajantes y avalar la expulsión de los implicados. Gálvez, que aterrizó en la política alavesa años atrás en una estrategia orquestada por su primo Madrazo, parece dispuesta a un desmarque progresivo de lo ocurrido en la Mesa B, aunque los críticos ven improbable que ella traicione a su primo - "en todo caso, sería una traición pactada con él para salvarla a ella", razona uno de ellos-. La otra juntera, Mertxe Echezarreta, cercana a Kontxi Bilbao, que mantiene bastante peso político en EB de Álava, ha vivido con profundo malestar lo ocurrido. El problema es que si dimitiera, el escaño en Juntas pasaría automáticamente a la siguiente en la lista, Nuria Buesa, del EPK. La única fuente de financiación del madracismo depende de este entendimiento. Una de las primeras pruebas de fuego será ver si ambas coinciden en la necesidad de expulsar a quienes pidieron puestos y dinero en nombre de EB, tirando por tierra gran parte de la credibilidad que la formación tenía.

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