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Escándalo en Reino Unido

El jefe de Scotland Yard cae por las escuchas

Sir Paul Stephenson dimite tras conocerse su relación con un periodista del grupo de Murdoch - Rebekah Brooks, en libertad bajo fianza tras prestar declaración

El escándalo de las escuchas de News of the World vivió ayer otro día de golpes de teatro: el jefe de Scotland Yard, sir Paul Stephenson, presentó anoche su dimisión después de las revelaciones de la prensa dominical que le relacionaban a él y a la Policía Metropolitana con un experiodista de News of the World (NoW), Neil Wallis.

Su dimisión coronó un día que había estado dominado hasta entonces por el arresto de Rebekah Brooks, exconsejera delegada de News International, para ser interrogada en relación tanto con las escuchas ilegales del desaparecido tabloide dominical como con los pagos ilegales de ese periódico a oficiales de policía. Brooks quedó esta madrugada en libertad bajo fianza tras un interrogatorio de casi 11 horas.

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La marcha de Stephenson, que el primer ministro, David Cameron, dijo "respetar y comprender", se conoció horas después de que la ministra del Interior, Theresa May, anunciara su intención de comparecer hoy en los Comunes y expresara su "preocupación" por los vínculos entre Scotland Yard y Wallis, un antiguo alto cargo de News of the World que el jueves pasado fue arrestado en el marco de la investigación.

Según el diario The Sunday Times, propiedad de Murdoch, el jefe de Scotland Yard, sir Paul Stephenson, contrató a Wallis como relaciones públicas entre octubre de 2009 y septiembre de 2011 y le pagó 24.000 libras. Además, el diario afirma que sir Paul y su esposa fueron invitados a la estancia y las comidas en un balneario en el que el policía se sometió durante cinco semanas a un tratamiento de recuperación tras una fractura. Wallis trabajaba también como relaciones públicas para ese balneario, lo que hace aún más sospechoso que sir Paul no pagara la factura, de unas 12.000 libras. "Permítanme dejar muy claro que tanto yo como la gente que me conoce sabemos que mi integridad está intacta. Me gustaría haber hecho las cosas de otra manera, pero no voy a perder el sueño acerca de mi integridad personal", dijo sir Paul en su nota de dimisión.

Horas antes, Rebekah Brooks, hasta el viernes mano derecha de Rupert Murdoch en sus negocios británicos, había sido detenida tras presentarse con cita previa en una comisaría de Londres. La exconsejera delegada de News International y exdirectora de News of the World y The Sun, recibió el viernes la citación para presentarse y, según su portavoz, no esperaba ser arrestada. El arresto es una figura legal que da poderes a la policía para efectuar registros e incautarse de documentación en poder de las personas retenidas tras una citación.

Según un comunicado de Scotland Yard, fue arrestada como sospechosa de conspirar para interceptar comunicaciones y haber violado la ley de Prevención de la Corrupción. Eso significa que es investigada por las escuchas ilegales de News of the World y por posibles pagos ilegales a miembros de la Policía Metropolitana a cambio de información confidencial.

Rebekah Brooks, de 43 años, era directora de ese tabloide cuando un investigador privado a sueldo del diario interceptó el buzón de voz de Milly Dowler, la niña de 13 años secuestrada en marzo de 2002 y asesinada nada más desaparecer. Brooks siempre ha negado que tuviera conocimiento de esas escuchas.

Las investigaciones sobre los pagos a policías llegan ocho años después de que ella misma reconociera esas prácticas en una comparecencia en los Comunes, aunque luego matizó que no se refería a ningún caso concreto y que hablaba en general.

El momento elegido para la detención ha despertado algunas sospechas. Es muy poco habitual que Scotland Yard arreste a alguien con cita previa en domingo y llama poderosamente la atención que haya ocurrido justo 48 horas antes de que la periodista deba comparecer ante la comisión de Cultura de los Comunes, donde sin duda iba a ser cuestionada por sus declaraciones de 2003 sobre pagos a la policía, además de acerca de las escuchas.

Al haber sido citada y arrestada por Scotland Yard, su presencia el martes en los Comunes está en cuestión. Según sus portavoces, los abogados de Rebekah Brooks están en contacto con el Parlamento para aclarar si se ha de presentar y qué temas puede abordar. Según esos mismos portavoces, Brooks, que se ha ofrecido varias veces a declarar ante la policía desde que esta reabrió las investigaciones en enero pasado, se quedó muy sorprendida el viernes al recibir la citación y hoy no esperaba ser arrestada.

La misma sorpresa ha provocado a algunos diputados. "¿A quién interesa que haya ocurrido este arresto justo antes del martes?", se preguntó el diputado liberal-demócrata Adrian Sanders. "Mucha gente va pensar que es muy, muy raro, que haya ocurrido este arresto justo horas antes de la comparecencia ante la comisión. Si eso se ha hecho para evitar que la policía esté en el centro de atención y al mismo tiempo proporcionar un escudo a Rebekah Brooks, entonces se trata de algo muy serio. No sabremos hasta qué punto esto va a afectar a nuestro interrogatorio hasta que hablemos con nuestros consejeros legales", añadió.

"No compro la historia de las teorías conspirativas", se desmarcó de esas sospechas el diputado laborista Jim Sheridan, que confió en que el arresto no afecte a la comparecencia de Brooks.

Otro diputado laborista, Chris Bryant, que en los últimos dos años ha destacado por su constante activismo para denunciar las escuchas ilegales porque él mismo cree haber sido espiado, adoptó una posición intermedia: "Es posible que la policía quiera proteger evidencias que pueden acabar llevando a procesamientos con éxito, pero hay mucha gente que dice que esta es una gran oportunidad para que ella venga a la comisión de Cultura a contar cosas. Al final, por supuesto, la investigación policial es lo más importante para llegar hasta el final de la criminalidad en News of the World".

La detención de Rebekah Brooks es otro golpe a la mandíbula de Rupert Murdoch. Según varios comentaristas británicos, Murdoch y sus ejecutivos no sabían que la policía planeaba arrestarla cuando la semana pasada discutieron su posible dimisión como consejera delegada, y la citación policial llegó después de que Brooks hubiera anunciado su marcha.

El líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, pidió en una entrevista en The Observer la imposición de límites a emporios periodísticos como el de Murdoch. "Tenemos que examinar qué hacemos cuando se dan casos en los que una persona puede controlar más del 20% del mercado de la prensa, la plataforma Sky y el canal Sky News", declaró. A su juicio, la concentración de medios es "poco saludable" y "peligrosa".

En téminos similares se pronunció en la BBC el número dos del Gobierno, el liberal Nick Clegg.

Rebekah Brooks, exconsejera de Murdoch, en 2009.
Rebekah Brooks, exconsejera de Murdoch, en 2009.PHIL NOBLE (REUTERS)

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