"Sacar al Ejército sería una señal desesperada"
Analiza la actuación de la policía y de los grupos violentos. El geógrafo Peter Shirlow es experto en orden público y profesor en la Universidad Queen de Belfast, en Irlanda del Norte.
Pregunta. Scotland Yard no descarta recurrir al uso de balas de goma para controlar los disturbios, ¿qué significaría su utilización?
Respuesta. En Irlanda del Norte ya han sido utilizadas, pero nunca en el resto de Reino Unido. Las balas de goma, sin embargo, pueden llegar a ser letales y tienen una connotación muy negativa. Es un asunto de sensibilidad. Son eficientes para dispersar a las personas, pero dan una imagen de pérdida de control. Recuerdan, además, a la violencia en Irlanda del Norte. Si el primer ministro, David Cameron, las emplea en Londres, daría una señal de debilidad por haber recurrido a unas medidas tan extremas. Causan daño, y eso es muy delicado en un país donde la policía no suele actuar con violencia.
"La mayoría son jóvenes oportunistas que se dedican a saquear por placer"
P. ¿Sería conveniente sacar el Ejército a la calle?
R. Ciertos sectores de Reino Unido piden mano dura y desearían una intervención militar. Las tropas, sin embargo, darían también una señal de desesperación y podrían causar incluso mayores problemas. Su presencia también dificultaría la labor policial cotidiana, más cercana a las personas.
P. ¿Cuál sería la mejor manera para frenar los disturbios?
R. La actuación policial debe ser madura: más efectivos y menos violencia. Desplegar 16.000 agentes en Londres sirve para contener a los grupos violentos. Los policías saben que no evitarán todos los disturbios, pero buscan acorralar a los alborotadores. De esta manera, impiden que se dispersen y consiguen que la violencia se vaya apagando por sí sola. Si los agentes se enfrentan a la gente, también sería nefasto para su labor diaria en las distintas comunidades.
P. ¿Quiénes son las personas que participan en los disturbios?
R. Es un grupo muy heterogéneo. Hay algunos que participan por motivaciones políticas o emocionales por la muerte del joven Mark Duggan, pero la mayoría se compone de oportunistas. Las personas que no están en las calles por convicción, sino para buscar emociones fuertes, son precisamente las que causan los mayores problemas. Se dedican a saquear la ciudad casi por placer. Los oportunistas suelen tener un pasado criminal en su propia comunidad, ya se han enfrentado a la policía. Parece banal, pero si los padres los mantienen en casa o incluso si llueve a cántaros, muchos no saldrían a la calle. Algunos son muy jóvenes.
P. ¿Hay alguna relación entre la pobreza de algunos distritos y los disturbios?
R. La pobreza es un factor, pero no determinante. La mayoría, sobre todo los oportunistas, roba porque puede y porque les gusta. De hecho, no hay disturbios en todos los barrios deprimidos del país. En las localidades donde la relación entre la policía y la comunidad es satisfactoria hay menos problemas que en las que ya ha habido tensiones previas.
