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Reportaje:MUNDIALES DE FÓRMULA 1 Y MOTOCICLISMO | Grandes Premios de Bélgica e Indianápolis

La vida sin Rossi

Lorenzo acusa una pretemporada aciaga en la que Yamaha tuvo que acostumbrarse a no contar con las indicaciones del italiano

Nadia Tronchoni

Una decisión equivocada costó la carrera a Jorge Lorenzo en el Gran Premio de la República Checa. Tras unos buenos entrenamientos, que le situaban como uno de los favoritos, optó por calzar su Yamaha con neumáticos blandos, a diferencia de sus rivales directos. Después de pasarlas canutas por la falta de agarre -"desde la segunda vuelta, he perdido goma y la moto no giraba bien, lo que me ha hecho ir muy lento e incómodo", dijo-, terminó cuarto. Fue la cuarta vez este curso en que se tuvo que apear del podio. El campeón mundial de MotoGP va a contracorriente desde que empezó el curso. Rodaba a ocho décimas de segundo del más rápido, Casey Stoner, en la primera prueba, en Catar, y ha ido recortando las distancias muy poco a poco, décima a décima, a medida que avanzaba el campeonato.

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Lorenzo acusa una pretemporada aciaga, en la que por vez primera, tras la marcha de Valentino Rossi a Ducati, se vio como el número uno de la fábrica, quien debía orientar el trabajo a realizar en Japón con sus explicaciones sobre el funcionamiento de la moto. "El inicio de la competición fue duro. Estábamos acostumbrados a trabajar con Valentino. La M1 se había hecho con el 90% de sus advertencias y opiniones. Ahora ya no está, pero están Jorge y Ben [Spies] y tenemos que entender qué quieren. Vale era muy claro: 'Esto sirve, esto no'. Nos indicaba la dirección en la que debíamos avanzar", admitía en julio Kouichi Tsuji, el responsable del desarrollo de la M1. El modo de trabajar en Yamaha ha cambiado sin el italiano. "Antes solo escuchábamos a Rossi. Hacíamos una moto para él y el resto se adaptaba a ella. Ahora escuchamos a todos nuestros pilotos, incluidos los del Tech 3, el equipo satélite", añadía.

Sin embargo, Lorenzo dice que no se sintió extraño en la pretemporada con esa responsabilidad extra: "Para mí, no ha cambiado nada desde 2009. La única diferencia es que hasta mediados del año pasado me faltaban algunas piezas nuevas que tenía Valentino, no yo, y ahora esto no ocurre. Pero no doy mayor importancia a lo de ser el número uno. Yo no soy ingeniero ni tengo que trabajar con los ordenadores. Solo, subirme a la moto, dar unas vueltas y explicar a mi equipo mis sensaciones. Mis comentarios son los mismos de siempre". Y tampoco se siente perjudicado por el hecho de que la fábrica ya no trabaje para su piloto estrella: "Yo gané el título, en teoría, con una moto que estaba hecha a la medida de Rossi, ¿no?".

Lorenzo espera en el Gran Premio de Indianápolis acercarse más a Stoner, a quien acecha en las últimas citas e incluso superó en Laguna Seca hace unas semanas. Lo intentará con un motor nuevo que probó en Brno hace unos días y que debería mejorar la aceleración de su M1. Juega en su contra el asfalto nuevo del trazado estadounidense, modificado para corregir los numerosos baches. La pista, en cambio, es ahora tan resbaladiza que asusta. "Nunca rodé en un asfalto con tan poco agarre y tan sucio", dice.

"El agarre es cero, cero patatero. El que ha hecho el asfalto ha hecho el negocio del siglo", añadió Dani Pedrosa. "Es como rodar en Catar el día siguiente a una tormenta de arena", zanjó Spies, el más rápido en el entrenamiento matutino y el segundo, tras Stoner, en el vespertino.

Jorge Lorenzo.
Jorge Lorenzo.B. SMITH (REUTERS)

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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